-¡Juguemos al banquito!

– Tú eres la clienta ¿ya? Y yo soy la que trabaja en el banco.

Tomamos los billetes de nuestro juego de mesa (que era una buena imitación de Monopolio) y comenzamos. La una agarraba el bolso de mamá y se ponía sus tacos para entrar al banquito y la otra se hacía cargo del banquito. El banquito en ese entonces era la mesa de comedor sobre la que habíamos colocado los billetitos ordenados por denominación y unos papeles recortados para fungir como cheques.

Días de infancia y juegos con mi hermana. Era tan sencillo y divertido, pero hoy sabemos que en la vida real la labor de un banco no es un juego.

El rol de la banca es clave en la economía ecuatoriana y para las economías de todo el mundo. Los bancos tienen la labor de la intermediación financiera; es decir, son un puente que conecta a aquellas personas que tienen recursos disponibles con aquellas personas a quienes les faltan recursos y necesitan que alguien se los preste. Así, la banca paga un valor (tasa de interés pasiva) a quien deposita su dinero y cobra un valor (tasa de interés activa) a quien recibe ese dinero a través de un crédito.

Sin esta labor las economías serían más pequeñas. Cuántas empresas no hubieran podido tener recursos para comprar más maquinaria o insumos y hacer crecer sus negocios; cuántas familias no hubieran podido comprar casas…

¡Ni qué decir de la labor de resguardar el dinero! ¿Se imagina tener que andar a todos lados con todo su dinero arriesgándose a robos y pérdidas?

Pero no solo eso, los bancos también son importantes en nuestra economía porque facilitan la dinámica de pagos a través de servicios como las tarjetas de débito, las tarjetas de crédito, las transferencias bancarias e interbancarias, billeteras móviles, entre otros servicios.

En los días más duros de confinamiento y restricciones por la emergencia sanitaria en Ecuador durante 2020, el Gobierno identificó a aquellas industrias esenciales que no podían dejar de trabajar pese al voraz avance del nuevo coronavirus. Ahí estaba la industria alimenticia, la de la salud y las entidades financieras.

¿Qué hubiera pasado si los bancos paraban en ese escenario?

Para tranquilidad de casi 7 millones de clientes los bancos no pararon e hicieron su trabajo.

En cuanto a su rol de intermediación, otorgaron nuevos créditos por USD 31.334 millones desde marzo 2020, cuando comenzó la pandemia, hasta junio, de acuerdo con los últimos reportes del Banco Central del Ecuador. El 72% de ese monto fue para el sector productivo y 28% para el consumo.

En agosto de 2021, además, la cartera de crédito cumplió 12 meses consecutivos de crecimiento.

Y en cuanto a los servicios, los bancos demostraron estar preparados para lo inesperado e impredecible que fue todo el 2020.

Las entidades contaban con canales digitales listos para ofrecer a sus clientes la opción de hacer las transacciones más demandadas desde un dispositivo electrónico. Y también contaban con aliados que, desde tiendas de barrio, farmacias, bazares y otros pequeños negocios, ofrecieron la posibilidad de tener al banco a unos pocos pasos de casa.

Las transacciones bancarias digitales crecieron un 32% en 2020 frente a 2019. El número de corresponsales no bancarios creció 23% en el mismo período de comparación.

Entonces, queda claro que la intermediación que hacen bancos es importante, y por eso esta labor no ha desaparecido desde la época medieval. Sin embargo, en la pandemia por Covid-19, los bancos demostraron ser, además, indispensables.