Bancos y clientes, un trabajo mancomunado para reducir las emisiones de carbono

En diciembre de 2015, la firma del Acuerdo de París por parte de 193 países fue un hito en el interés mundial por combatir el cambio climático, con la intención de mantener la temperatura promedio mundial debajo de 1,5 grados Celsius, con respecto a los niveles preindustriales.

Ese objetivo, según el acuerdo, reducirá de forma considerable los efectos del cambio climático, y los países de América Latina, como Ecuador, no son ajenos al calentamiento global en donde se han reconocido y evidenciado sus impactos.

El FMI, en la publicación “No hay Tiempo que perder”, de septiembre de 2021, establece que, si no se controla el cambio climático, podría desplazar a cientos de millones de personas y aumentaría la probabilidad de conflictos.

El multilateral añade que “las economías con altas emisiones de carbono dependen de empleos que podrían desaparecer en el futuro. Se perderán empleos e ingresos, lo que llevará a muchos a la pobreza, y cuanto más se retrase la descarbonización, más descontrolados serán los shocks en el futuro”.

Al respecto, los bancos privados de Ecuador trabajan -desde hace varios años- en la transición hacia una economía baja en carbono, por medio de planes, proyectos y programas ambiciosos para impulsar, entre otras cosas, el financiamiento sostenible (crédito con un objetivo de sostenibilidad).

Entonces, mover el negocio bancario hacia la descarbonización representa un gigantesco reto, más en economías emergentes donde la explotación de materias primas y de recursos naturales es clave para el desarrollo.

Pero el reto no solo es para las instituciones financieras sino también para sus clientes; ellos a su vez deben impulsar la reducción del calentamiento global. Y los bancos están conectándose con las empresas impulsando el desarrollo de productos y procesos de producción amigables con el ambiente y con bajas emisiones. En ese escenario, desde su lado, varios bancos en Ecuador ya miden la huella de carbono de su portafolio y trabajan en metas para la descarbonización.

Los manuales de los Principios de Banca Responsable de la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP FI, por sus siglas en inglés) señalan la necesidad de que las instituciones bancarias faciliten a sus clientes créditos (financiamiento) para que impulsen proyectos de energía renovable, eficiencia energética e inversiones agrícolas inteligentes, entre otros.

Según la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca), durante 2022, la cartera de crédito sostenible de los bancos privados alcanzó los USD 3.199 millones, un crecimiento del 64% (USD 1.250 millones adicionales) en comparación con 2021. Del total, USD 525 millones corresponden a créditos verdes y USD 2.674 millones, a crédito social.

Los créditos sostenibles están destinados a empresas que se comprometen a cumplir con criterios ambientales, sociales o de gobierno corporativo (ASG) en sus proyectos, por ejemplo, a la construcción sostenible; al reciclaje y gestión de residuos; a la producción más limpia; a la agricultura, acuacultura y manufactura sostenible; a la adquisición de vehículos híbridos y eléctricos, a la compra de equipos de alta eficiencia energética y de generación alternativa de electricidad, a los emprendimientos y negocios de las mujeres, a promover la equidad de género, a reducir las inequidades sociales y a atender a la población vulnerable, entre otros.

Estas cifras son una buena noticia para el país, pues muestra el creciente interés de los clientes de la banca privada por construir un ecosistema de sostenibilidad en Ecuador incorporando criterios ASG en sus empresas.

Trabajo de los bancos

Los bancos ecuatorianos realizan un trabajo importante en el cuidado del ambiente y en la reducción de las emisiones de carbono. Entre esos esfuerzos están:

Proyectos sostenibles y sociales: El crédito de los bancos está dirigido a clientes que desarrollan proyectos de energías limpias, a la construcción sostenible, a apoyar a empresas lideradas por mujeres, a programas de inclusión social, entre otras iniciativas.

Por ejemplo, a través del primer bono verde, emitido en 2019, se benefició a más de nueve mil clientes y que más de 200 mil metros cuadrados de construcción fueron certificados como sostenibles. En cambio, a través del primer bono social, emitido en 2020, más de USD 20 millones fueron canalizados para el financiamiento a MiPymes lideradas por mujeres.

Asimismo, en 2020, los bancos ecuatorianos contribuyeron a reducir las emisiones de carbono en 2 millones de toneladas. Los bancos siguen comprometidos a seguir disminuyendo su impacto ambiental.

Prácticas sostenibles internas: Los bancos adoptan prácticas más sostenibles en sus propias operaciones. Esto incluye reducir su consumo de energía, papel y agua, por ejemplo.

Este trabajo ya arroja resultados positivos. Por ejemplo, los bancos de Ecuador redujeron en un 16% el consumo de energía eléctrica en sus edificios. Algunos, incluso, llegaron a una reducción del 40%. También hay esfuerzos para disminuir el consumo de agua.

Para impulsar la sostenibilidad casa adentro, los bancos impulsan iniciativas como el uso de luminarias LED, la instalación de sensores de luz, aire acondicionado ecológico, griferías con sensores, entre otras.

El compromiso de los bancos privados de Ecuador hacia la sostenibilidad fue reflejado en el estudio denominado “Un puente al futuro” (PwC Ecuador, 2022). El documento concluye que el sector financiero, es el sector en Ecuador con los mayores niveles de incorporación de los factores ambientales, sociales y de gobernanza a nivel de sus estrategias corporativas

Productos financieros que apoyen la transición a una economía baja en carbono: Esto incluye productos como préstamos para energías renovables, bonos temáticos y fondos de inversión sostenibles.

Como un mecanismo hacia la sostenibilidad, hasta agosto de 2023, varias entidades financieras privadas han emitido ocho bonos temáticos por USD 589 millones para dar financiamiento verde y social. En esa lista están:

  • 2019: Primera emisión de bono verde por USD 150 millones.
  • 2020: Primera emisión de bono social por USD 20 millones
  • 2022: Emisión de cuatro nuevos bonos:
    • Bono sostenible por USD 50 millones.
    • Bono de género por USD 100 millones.
    • Bono azul por USD 79 millones.
    • Bono social de género e inclusión por USD 30 millones.
  • 2023: Emisión de dos bonos:
    • Bono verde por USD 80 millones.
    • Bono azul por USD 80 millones.

Acompañar a clientes

Uno de los objetivos de las entidades financieras es acompañar a los clientes a la descarbonización de sus emprendimientos y negocios a través de metodologías para cuantificar las emisiones de carbono en la cartera crediticia.

En definitiva, en Ecuador, los bancos privados se han sumado al compromiso de reducir las emisiones de carbono para alcanzar los objetivos del milenio en 2050. A través del financiamiento sostenible, las entidades financieras apoyan los proyectos de las empresas y personas hacia una economía más limpia. Y para ello, la banca ecuatoriana impulsa planes con los que avanzan en su transición verde, reformulando el negocio a partir de criterios ambientales, sociales y corporativos.

El artículo “¿Por qué debe financiarse la acción climática?” de la Organización de Naciones Unidas (ONU), señala que, si no se invierte en los lugares adecuados, el mundo no alcanzará sus objetivos climáticos.

“Sin inversión, será inevitable experimentar un aumento de la temperatura global de 1,5 grados centígrados, lo que provocará un aumento de los efectos del cambio climático, los cuales supondrán una grave amenaza para la salud, el empleo y el bienestar de las personas en todo el mundo”, advierte Naciones Unidas y reconoce que la acción climática requiere importantes inversiones financieras y allí, los bancos juegan un papel fundamental para reducir los gases de efectivo invernadero (GEI).