La inclusión financiera, una herramienta que genera más oportunidades para las mujeres en el Ecuador

 

Lograr que más mujeres formen parte del sistema financiero formal es un importante desafío que enfrenta el país. De acuerdo con los últimos datos del estudio Global Findex del Banco Mundial (2017), cuatro de cada diez mujeres en Ecuador no tienen acceso al sector financiero formal a través de productos tan básicos como una cuenta de ahorros y apenas una de cada diez accedió a un crédito de una entidad financiera.

Una mujer que trabaja, que abre una cuenta y ahorra, que accede a un crédito, que emprende y que tiene independencia para tomar decisiones sobre los recursos que genera es una mujer que contribuye a mejorar la calidad de vida de los suyos, que sabe que tiene un rol clave en su familia y en la sociedad, pero además, es una mujer que impulsa el crecimiento económico de su país.

En este 8 de marzo de 2022, cuando se conmemora el Día Internacional de la Mujer, es oportuno reflexionar sobre la importancia de la inclusión financiera de las mujeres, pues contribuye a su independencia económica y desarrollo personal o profesional; y además, es una herramienta clave para la reducción de la brecha económica y para la erradicación de la violencia económica y patrimonial que todavía viven muchas mujeres en Ecuador y el mundo.

La inclusión financiera tiene cuatro dimensiones, según el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF): acceso, uso, calidad y su impacto sobre el bienestar o salud financiera. La banca privada es consciente de la importancia de estas cuatro dimensiones; por ello, ha asumido el reto de esforzarse para que cada día más ecuatorianas estén incluidas en el sector financiero formal.

Uno de los indicadores clave que muestra los resultados de estos esfuerzos de la banca en este tema es el monto de recursos que se han conseguido de varios organismos internacionales y multilaterales. Esto ha permitido a la banca diseñar productos de crédito específicos para mujeres, conociendo su perfil, sus retos y buscando ser ese puente que las conecte con sus metas.

Este financiamiento ha permitido que más mujeres accedan a capital de trabajo con condiciones más flexibles, tomando en cuenta que son un segmento de la población que enfrenta desigualdad salarial, mayor desempleo, entre otros problemas sociales.

 

Entre 2020 y 2021, los bancos privados consiguieron USD 882 millones de crédito sostenible, de ese monto, una buena parte se destinó a crédito para mujeres emprendedoras, dueñas de negocios micro, pequeños y medianos que usaron esos recursos para generar ingresos para sus familias, incrementar la producción de sus negocios y dar empleo a otras mujeres, entre otros.

El microcrédito es un segmento que requiere de las entidades financieras un intenso trabajo de acompañamiento y asesoría para que los beneficiarios puedan hacer el mejor uso posible de los recursos y construir un buen historial crediticio. Las mujeres, que han demostrado tener un carácter de pago incluso mejor que el de los hombres, son las principales beneficiarias de este tipo de crédito en el país.

 

El 52% del microcrédito de la banca privada está destinado a mujeres, de acuerdo con las últimas cifras registradas por la Asociación de Bancos Privados (Asobanca).

El trabajo de la banca por la equidad también es puertas adentro. De acuerdo con datos de Asobanca recopilados en 2021, el 59% de los trabajadores de la banca privada son mujeres.

 

El  60,9% de los colaboradores de áreas operativas de la banca privada son mujeres y si se analizan los cargos administrativos, las mujeres también tienen más espacio, pues representan el 55,4% del personal que ocupa estos puestos.

El compromiso de la banca privada es continuar desarrollando e implementando productos, servicios y estrategias que acorten los caminos para una mayor inclusión financiera de las mujeres, no solo enfocados en el acceso, sino también en el uso, la calidad y al impacto positivo en la calidad de vida. Y así también, ser un sector líder en la creación de espacios de trabajo libres de violencia que ofrece oportunidades de crecimiento profesional para las mujeres que trabajan en el sector bancario.