Educación e Inclusión Financiera
Las tarjetas de crédito son importantes para la inclusión de más mujeres y jóvenes al sistema financiero porque les permite acceder a financiamiento con mayor rapidez, seguridad y facilidad, pues es una línea crediticia disponible las 24 horas del día, los 365 días del año.
El financiamiento a través de tarjetas de crédito aumentó en Ecuador en 2022, debido a los consumos realizados principalmente, por parte de jóvenes menores de 25 años y por mujeres. A través de estas tarjetas, dichos segmentos poblacionales iniciaron su historial crediticio en el sistema financiero formal.
La nueva publicación de la Asobanca y Aval Buró denominada “ABC de las Tarjetas de Crédito” (marzo, 2023), señala que en 2022 se concedieron USD 18.639 millones en nuevos créditos a través de las tarjetas de crédito. Estos consumos fueron realizados por 2.037.690 tarjetahabientes (personas y empresas) a través de 90,3 millones de operaciones.
El reporte señala que las mujeres registran un mayor crecimiento en el acceso y uso de tarjetas de crédito, que los hombres. Por ejemplo, en el número de operaciones, en el aumento de plásticos activos, y en los consumos realizados.
Del total de personas (2.006.887) que usan tarjetas de crédito a 2022, el 53% (1.065.436) son hombres y el 47% son mujeres, o el equivalente a 941.451 tarjetahabientes. Sin embargo, hay mayor inclusión financiera de las mujeres, pues, ellas registran un crecimiento del 11,3% entre 2021 y 2022, mientras que los tarjetahabientes hombres solo crecen a un ritmo del 7,1%. Es decir, una diferencia de 4,2 puntos porcentuales.
Asimismo, del 100% de operaciones con tarjetas de crédito realizadas por personas, el 53% corresponden a hombres mientras que el 47%, a mujeres. Pero, el crecimiento anual de operaciones por parte de las mujeres fue de 11%, 3,5 puntos porcentuales más que los hombres (7,5%).
Y, así, las mujeres registran ratios de crecimiento anuales superiores a los hombres, como lo refleja el siguiente gráfico:
El estudio “Removiendo las barreras de la inclusión financiera de las mujeres y otros grupos poblacionales en América Latina y el Caribe”, del Programa de las Naciones Unidas Para El Desarrollo (PNUD), señala que el uso de tarjetas bancarias para el pago de las transferencias ha probado ser una medida que acarrea resultados rápidos y masivos de acceso financiero y ha contribuido a cerrar brechas, en particular de género y de nivel de ingresos.
Sin embargo, el estudio del PNUD considera que se necesitan implementar estrategias complementarias e integrales para ampliar el uso de esas tarjetas más allá de los retiros y abriendo la posibilidad de depósitos, créditos y seguros.
El acceso y uso de servicios y productos como tarjetas de crédito apuntan a ampliar el bienestar financiero de todos los ecuatorianos. El Consumer Financial Protection Bureau (CFPB) define al bienestar financiero como “el estado en el cual una persona puede satisfacer plenamente sus obligaciones financieras actuales y en curso, puede sentirse segura de su futuro financiero y es capaz de tomar decisiones que le permitan disfrutar de la vida”.
Crear un entorno financiero para las mujeres
Las tarjetas de crédito es uno de los productos que apuntan a crear un entorno financiero a favor de las mujeres.
El estudio del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) denominado “Capacidades financieras de las mujeres”, señala que, para acortar las brechas de género en Ecuador, “es necesario generar un entorno financiero propicio en el que las mujeres confíen y se sientan seguras de comunicar sus necesidades, y para ello es importante potenciar la educación financiera, fortalecer las habilidades y capacidades de ellas, y crear productos financieros y no financieros con perspectiva de género que refuercen los negocios de las mujeres”.
Aquí, en Ecuador, varias entidades financieras tienen productos específicos para mujeres, dependiendo de su perfil y sus retos. Otra acción importante -hacia un entorno financiero adecuado para las mujeres- es el desarrollo de estrategias de educación financiera, por ejemplo, en la creación de campañas de capacitación y de entrenamiento para la independencia y crecimiento económico de ellas.
Y, la tarjeta de crédito es un mecanismo para lograr independencia y crecimiento económico de las mujeres, pues les permite establecer un historial crediticio positivo, lo que les ayudará a acceder a préstamos o créditos de mayores montos en el futuro, así como el resto de los productos y servicios financieros.
Estas acciones y estrategias de educación financiera buscan, además, impulsar la erradicación de la violencia económica y patrimonial que, pese a los avances, todavía viven muchas mujeres de Ecuador y el mundo.
Tarjetas de crédito: Nuevos clientes y jóvenes
La publicación ABC de las Tarjetas de Crédito señala que 55.517 clientes accedieron por primera vez al sistema formal a través de una tarjeta de crédito en 2022. Ellos realizaron 202.683 operaciones con sus tarjetas por un monto de USD 47,5 millones, es decir, con consumos realizados -en promedio de USD 234.
Del total de nuevos clientes, el 51,5% de los usuarios que acceden por primera vez son jóvenes menores a 25 años. El 37,5%, en cambio, son tarjetahabientes que tienen edades que van desde los 26 a 45 años. Finalmente, el 11% de los tarjetahabientes superan los 46 años.
Asimismo, de estos nuevos clientes que ingresan al sistema formal a través de una tarjeta de crédito, el 50,3% son mujeres, lo que evidencia que ellas y los jóvenes, en general, tienen una mayor adaptación a la hora de usar los nuevos medios de pago.
Marco Rodríguez, Presidente Ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca), dijo “las tarjetas de crédito son productos de rápido y fácil acceso, pues permiten acceder a crédito para realizar compras que pueden pagarse posteriormente.”
El presidente de Asobanca señaló que, para ampliar el acceso al uso de tarjetas de crédito, el país requiere mejorar las políticas públicas para que se facilite el acceso a financiamiento. Entre esas políticas que distorsionan el sistema financiero en Ecuador están los techos a las tasas de interés, que impiden que estas se ajusten al riesgo de cada cliente, y más recientemente a las condiciones del mercado mundial, ocasionando que menos personas accedan a créditos.
La normativa local de techos a tasas de interés, choca con la actual coyuntura internacional, que ha elevado los costos de financiamiento para bancos y empresas ecuatorianas. Por eso, ambas situaciones son incompatibles, lo cual se vuelve una amenaza para el ritmo de crecimiento del crédito y la inclusión financiera.
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Educación e Inclusión Financiera
Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los microcréditos constituyen la parte vital de los sistemas financieros de América Latina y el Caribe. En los últimos años hubo una expansión de la entrega de microcrédito, lo que demuestra la capacidad que tiene este segmento para “contribuir significativamente” al desarrollo.
En Ecuador, el microcrédito fue uno de los tipos de crédito en la banca privada con mayor crecimiento en los últimos años.
A diciembre de 2022, la banca privada entregó una cifra récord en nuevos créditos, al otorgar USD 29.924 millones, lo que significa un incremento anual del 17%. Esto representa un crecimiento de USD 4.373 millones más que 2021.
De ese total, el microcrédito tuvo un incremento anual del 15%, al llegar a los USD 2.436 millones.
Según la Junta de Política y Regulación Financiera, este es el crédito destinado a los emprendimientos y microempresas que registran ventas inferiores a USD 100.000 por año. Es un segmento clave para la economía, pues generó el 25,47% del empleo en 2021, según las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Por ese aporte, el Banco Mundial señala que los emprendedores y las pequeñas empresas impulsan el crecimiento económico de los países y crean empleos, pues tienen el potencial de transformar las comunidades; mientras que las PYMES desempeñan un rol importante al abordar los desarrollo, especialmente los atados a la sostenibilidad y la prestación de servicios.
Tan importantes son los emprendedores y microempresarios que la mayoría de las empresas que se crean en el país son, precisamente, microempresas. De acuerdo con el INEC, en 2021 en Ecuador existían 849.831 empresas, de las cuales, el 94% eran microempresas, 4% empresas pequeñas y el 1% empresas medianas. En otras palabras, el 99% de las empresas del país son micro, pequeñas y medianas.
Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2022) señala que para impulsar el microcrédito se requiere de políticas, una pieza clave para posicionar a este segmento.
Por eso, resulta imprescindible para los bancos privados reconocer y apoyar el rol fundamental de este segmento en la reactivación económica. Y, una forma de hacerlo es a través de la canalización de más financiamiento para las microempresas.
El microcrédito no es la única opción para reducir la pobreza, pero es, probablemente, uno de los mecanismos más utilizados para superar las limitaciones económicas.
Microcrédito: Cifras positivas pero pudieron ser mejores
Los nuevos créditos entregados a los microempresarios presentan cifras récord, pero irónicamente pudieron tener un valor mucho más alto.
Eso significa que, aunque existe un crecimiento en el volumen de nuevos microcréditos, hay una desaceleración en el crecimiento del número de operaciones de microcrédito. En 2022, el número de nuevas operaciones de microcrédito otorgadas por la banca privada fue de 775.998, un crecimiento de 27% (164.492 operaciones más) respecto al mismo periodo de 2021, cuando las nuevas operaciones crecieron un 75% en comparación con 2020.
Esto ocurrió debido a los techos a las tasas de interés en Ecuador, cuyo impacto ahora está empeorando por el contexto internacional.
Desde el 2007, el Gobierno Nacional impuso techos a las tasas de interés máximas que los bancos privados pueden cobrar por prestar dinero a los clientes del sistema financiero. Eso ha provocado un impacto en la entrega de microcréditos.
El impacto negativo ocurre porque los techos que tienen las tasas activas máximas en Ecuador además de no reflejar las condiciones actuales de la economía, tampoco permiten una asignación adecuada en función del riesgo, afectando con exclusión financiera a todos los segmentos, especialmente en el microcrédito.
Y ahora, el contexto internacional está poniendo más presión en esta restricción del crédito. Las políticas que se pusieron en marcha para promover la recuperación de la economía tras el impacto de la pandemia del coronavirus y el impacto de la guerra entre Ucrania y Rusia ocasionó el incremento de la inflación.
Como contraparte, los bancos centrales de las economías desarrolladas han incrementado -de manera periódica- la tasa de interés de política monetaria de sus países, con la intención de frenar la demanda (consumo) y, por ende, enfriar la subida de precios (inflación).
Por ejemplo, el Banco Central de Estados Unidos, más conocida como la Reserva Federal (FED), incrementó la tasa de interés, al pasar de 0,25% en marzo de 2022 a un rango de entre 4,50% y 4,75% a inicios de febrero de 2023, un nivel registrado por última vez en 2007.
El incremento de las tasas de interés por parte de los bancos centrales provoca que el acceso a financiamiento internacional sea más costoso para las instituciones financieras y empresas de Ecuador, superando, en varios casos, los dos dígitos.
Que el financiamiento internacional sea más caro para el país provoca que se deteriore el flujo normal de recursos nuevos que arriben al país para colocarlos en nuevos créditos.
El financiamiento externo es uno de los aliados importantes para el crecimiento del crédito, entre ellos el microcrédito. Entre 2020 y 2022, el sistema financiero privado trajo más de USD 1.400 millones de recursos frescos del exterior, los cuales fueron colocados en nuevos créditos para empresas y familias.
El encarecimiento del financiamiento no solo viene del lado internacional, el costo del fondeo local también se ha incrementado. La tasa de interés pasiva referencial, es decir lo que pagan los bancos a sus clientes para dejar su dinero en las instituciones financieras, alcanzó el 6,65% a enero de 2023, más de un punto porcentual por encima del año anterior.
Tanto el encarecimiento del fondeo tanto local como internacional dependen de las decisiones de política monetaria internacional y de la coyuntura global. Para Ecuador, las consecuencias resultan incompatibles debido al sistema y la estructura de techos en las tasas máximas de interés activas vigentes.
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Educación e Inclusión Financiera
Lamentablemente, en el país hay gente que está necesitando financiamiento, pero que no está accediendo al crédito en el sistema financiero formal. Esta dura realidad fue reflejada en el informe Global Findex del Banco Mundial, en la que se establece que, a 2021, solo dos de cada 10 personas accedían a financiamiento formal en el sistema financiero ecuatoriano.
Mientras que las ocho personas restantes, posiblemente, están cayendo en el chulco para financiarse, pagando tasas de interés de 1.200% anual en promedio, según un estudio de Equifax (2021).
Algunas veces escuchamos a políticos o dirigentes que aseguran que lo que hay que hacer es aprobar una ley para obligar a los bancos a bajar las tasas de interés, y que, con esta medida, la gente podrá acceder a créditos más baratos y de esa forma cumplir sus proyectos.
Este tipo de propuestas de reducir por ley las tasas para que más personas accedan a financiamiento, en realidad lo reduce. Aunque el espíritu y la intención detrás de fijar límites, e incluso de reducir las tasas de interés, es ayudar a dinamizar el crédito, lo que sucede en la práctica es todo lo contrario.
Si se obliga a los bancos a bajar las tasas de interés por ley, los bancos podrían prestar dinero únicamente a las personas o empresas cuyo riesgo permite cubrir los costos que impliquen las operaciones crediticias. Por otro lado, los sujetos de crédito, que por su riesgo están sobre el techo de la tasa de interés, quedarían expuestos al financiamiento informal.
Mientras que, a las personas que no tienen historial crediticio o que tienen problemas para cumplir sus obligaciones, el acceso a financiamiento será restringido.
Pero ¿cómo funciona una tasa de interés? La tasa de interés es un precio y los precios no deben ser controlados por ley. Para explicar el impacto negativo que tendría el reducir las tasas de interés para aumentar la oferta de crédito, es necesario poner dos ejemplos sencillos:
Imagínese si un Gobierno plantea reducir el hambre a través de la reducción -por ley- del precio del pan, a 1 centavo de dólar; o que, por ley, se decide reducir el precio de la camioneta 4×4 a USD 5.000, cuando en el mercado, probablemente el valor promedia los USD 20.000.
¿Qué pasaría si estas dos opciones irrisorias llegarían a cumplirse? Esto causaría escasez de panes y de camionetas 4×4.
En el caso del pan, el 1 centavo de dólar no le alcanzaría al panadero a cubrir los costos de producción de ese alimento, como el costo de la harina, de la mantequilla, del aceite, de los huevos, de la leche; el pago del arriendo del local, de los servicios básicos; así como el pago a los trabajadores, entre otros. Es decir, el panadero perdería cada vez que venda una unidad de pan.
En el caso de la camioneta 4×4 sucedería algo parecido. Al vendedor no le alcanzarían los 5.000 dólares para importar la camioneta 4×4 de la empresa automotriz del extranjero, en donde cuesta más de USD 20.000. Los USD 5.000 tampoco le alcanzarían para que el dueño de la concesionaria en Ecuador pague a sus trabajadores y el mantenimiento del lugar. Eso significaría que el vendedor de las camionetas 4×4 tampoco podría cubrir sus costos.
Exactamente lo mismo sucedería con la tasa de interés que cobra un banco por prestar dinero -de los depositantes- a través de un crédito.
Entonces, al igual que en otros productos, no es conveniente para la economía bajar -por ley- las tasas de interés, porque provocaría escasez de crédito, restringiendo su acceso, sobre todo, a quienes más lo necesitan.
Exclusión financiera
De hecho esto ya pasó en el país. El estudio especial de Análisis Semanal denominado “El mecanismo más buscado” (diciembre, 2021) reveló que los techos a las tasas de interés causaron exclusión financiera, teniendo un efecto contrario al esperado con la fijación y reducción de tasas. Es así como, desde 2007, el número de operaciones de crédito de la banca privada se redujo a pesar de que el monto promedio subió. Eso significa que esta política pública fomentó mayores montos de crédito en menos manos.
De forma específica, en el periodo 2007 a 2019, la reducción en el número de operaciones es consistente en todos los segmentos. Por ejemplo, en microcrédito las operaciones cayeron 0,1% en promedio anual, mientras que el monto promedio de las operaciones subió 7,2%.
La restricción en el acceso al crédito provocaría que las personas con un mayor riesgo, es decir, que tienen más dificultades para pagar sus obligaciones, o que no tienen historial crediticio, no puedan acceder a financiamiento. Por ejemplo, los emprendedores, que buscan -por primera vez- financiamiento para emprender en un negocio, no podrían acceder a crédito debido a una escasez de recursos. Y, la única opción que tendrían -para buscar recursos- sería por medio del chulco.
Mientras tanto, los que sí accederían a financiamiento formal en las instituciones financieras serían las personas que gozan de un buen historial crediticio y que tienen una mejor capacidad de pago.
Pero las personas que no acceden a un crédito en las instituciones financieras no piensan dos veces para tomar un crédito con el chulco, asumiendo riesgos de seguridad y físicos muy elevados.
Entonces, el problema en Ecuador no es la tasa de interés, sino el acceso al crédito. Por eso, cualquier cambio legal debe apuntar a facilitar el acceso a financiamiento formal a las personas que actualmente no gozan de un crédito y la idea de reducir por ley la tasa de interés, no es el adecuado.
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Análisis Económico y Legal
Hace poco se presentaron los resultados del Global Findex 2021 del Banco Mundial, un estudio que se realiza cada cuatro años en más de 123 economías del mundo sobre el acceso, el uso y la calidad de los servicios financieros de las personas mayores de 15 años.
Este estudio, reveló que el 64,2% de la población mayor a 15 años en Ecuador tiene una cuenta en las instituciones del sistema financiero formal: bancos, cooperativas y mutualistas. Es decir, que 4 de cada 10 ecuatorianos, no tienen una cuenta en una entidad financiera, lo que les deja por fuera de las oportunidades que ser parte del sistema financiero formal trae consigo, como, por ejemplo, la posibilidad de ahorrar para ser más resilientes a los shocks económicos (pérdida de empleo, reducción de ventas, o la pandemia que acabamos de vivir).
Pero hay una muy mala noticia, y es que también encontró que solamente el 23,2% ha tenido acceso a un crédito formal, es decir, apenas dos de cada 10 personas tienen acceso a financiamiento en una entidad financiera formal, y una de las razones, como explicaremos en esta nota, es debido a la tasa de interés.
Constantemente hemos escuchado que las tasas de interés son muy altas en Ecuador y por ende, el imaginario común es que si hubiera una ley que haga que se reduzcan las tasas de interés, entonces habría más crédito.
Vamos a analizar este mito. Pero antes, entender con claridad la definición y los alcances de las tasas de interés es fundamental a la hora de tomar decisiones financieras acertadas.
Para ello es importante iniciar comentando que la principal función de un banco es la intermediación financiera, que significa captar fondos de los clientes ahorristas para prestarlos a los clientes que requieren un crédito.
Un concepto importante en este proceso de intermediación es el de las tasas de interés, que es el valor del dinero en el tiempo. Para explicarlo mejor, es importante aclarar que existen dos tipos de tasa:
- El banco paga un valor a quien deposita su dinero (tasa de interés pasiva), la cual varía en función del monto y del tiempo al cual se pretender dejar el dinero en el banco.
- Así mismo, el banco cobra un valor a quien recibe el dinero a través de un crédito (tasa de interés activa), que también varía en función del monto y el tiempo para el cual se obtiene el crédito.
Es importante, para realizar un buen análisis, comprender cuáles son los 4 elementos clave que componen las tasas activas:
- El costo de fondeo, es decir, el costo que debe pagar la entidad financiera por conseguir dinero, sea a los ahorristas o también a otras entidades de exterior.
- El costo asociado al riesgo de prestar dinero a un cliente, es decir, es el costo que debe asumir una entidad financiera para recuperar el dinero prestado a través de un crédito.
- El costo operativo que asume una entidad financiera para atender a los clientes, como, por ejemplo, el pago a empleados, agencias, seguridad, infraestructura informática, monitoreo, seguimiento a sus clientes con crédito, entre otros.
- El costo de los tributos y contribuciones que paga el sistema financiero en Ecuador.
Tasas de interés: Realidad del mercado
Todos estos costos que asumen las entidades financieras son más altos en Ecuador que en otros países. Por ejemplo, la tasa que se paga a los ahorristas es alta, los tributos y contribuciones son elevados y, más recientemente, se ha incrementado el costo de financiamiento del exterior.
Esto último se da porque desde 2021, luego de la recuperación económica post pandemia y dada la guerra entre Rusia y Ucrania, la inflación se ha incrementado.
Para enfrentar este problema, los bancos centrales de las economías desarrolladas han elevado la tasa de interés de política monetaria, con el objetivo de enfriar la demanda y por ende controlar la subida de precios (inflación).
Uno de esos casos es el de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), que ha elevado las tasas de interés desde marzo de 2022, alcanzando a diciembre del año anterior el rango de entre 4,25% – 4,50%, mientras que a inicios de 2022 se ubicaba en 0,25%.
Para Ecuador, el efecto de estas decisiones implica que el acceso a financiamiento internacional es más costoso, tanto para las instituciones financieras e incluso para las empresas del país, superando, en varios casos, los dos dígitos.
El encarecimiento de este financiamiento dificulta que un flujo importante de recursos nuevos arribe al país para fondear nuevos créditos.
Cabe manifestar que el financiamiento externo ha sido un importante aliado para el crecimiento del crédito. Desde el inicio de la pandemia en 2020, el sistema financiero privado trajo más de USD 1.400 millones de recursos frescos del exterior para nuevos créditos. Una parte importante de estos recursos ha sido para financiar créditos sostenibles de microcrédito y enfocados en la inclusión financiera.
Por otro lado, el costo del fondeo local también se ha incrementado. La tasa de interés pasiva referencial -a enero del 2023 del sistema financiero- alcanzó el 6,65%, más de un punto porcentual por encima del año anterior.
Si bien el encarecimiento del fondeo, tanto local como internacional, obedece a una dinámica propia de las decisiones de política monetaria internacional y la coyuntura global, para Ecuador las consecuencias de estos acontecimientos resultan incompatibles con el sistema y la estructura rígida de las tasas máximas de interés activas vigentes.
En la publicación “Más exclusión por control de tasas” (diciembre, 2021), Alberto Acosta Burneo, economista y editor de Análisis Semanal, afirma que “el estrechamiento de las condiciones financieras locales y globales se está traduciendo en tasas de interés más altas. Pero en Ecuador, los máximos legales a las tasas de interés impiden que estas se ajusten para que la oferta de crédito iguale a su demanda”.
Tasas con estructuras rígidas
El artículo 130 del Código Orgánico Monetario y Financiero establece -desde 2007- que las tasas de interés de todos los segmentos y subsegmentos de crédito que ofrecen los bancos privados del país tengan techos o topes máximos.
El problema es que los techos que tienen las tasas activas máximas no reflejan las condiciones actuales del entorno internacional y nacional, y están provocando restricción del crédito en todos los segmentos, especialmente en los segmentos del crédito productivo, empresarial, PYME y microcrédito, agravando la situación de algunos de esos segmentos que venían ya afectados con exclusión financiera desde que se establecieron los límites y techos a las tasas de interés, en 2007.
En diciembre de 2022, en el informe de la sexta y última revisión del acuerdo con Ecuador por USD 6.500 millones, suscrito en septiembre de 2020, el Fondo Monetario Internacional (FMI) recomendó al país relajar gradualmente los techos de las tasas de interés porque ayudaría en la inclusión financiera.
“La evolución de las tasas de interés debe ser monitoreada de cerca. El endurecimiento de las condiciones financieras en el mundo podría traducirse en un aumento de las tasas de interés en Ecuador y, ante la presencia de topes a las tasas de interés, dan como resultado un racionamiento del crédito, lo que perjudica la inclusión financiera”, señala el informe del FMI.
Según una estimación del FMI, en Ecuador, ante la imposibilidad de tener tasas de interés liberalizadas y reales se prevé que la concesión de créditos caiga al menos un 6% en 2023.
Efectos de poner techos a las tasas
Hay varios efectos que desencadena la decisión de fijar límites y techos a las tasas de interés:
1. Exclusión financiera: causada por menor posibilidad de colocación en segmentos que implican mayores costos por una mayor prima de riesgo, limitando la inclusión financiera.
2. Aumento en la informalidad: dado que la población de mayor riesgo quedaría fuera del acceso a crédito, estos se verán obligados a buscar fuentes de financiamiento informales (chulco).
3. Menor competencia, innovación y competitividad: existiría un desincentivo para invertir en innovación y calidad de servicios ya que el precio del dinero no reflejaría sus costos actuales en una coyuntura de crisis.
4. Afectación en la solvencia: con una menor tasa que no necesariamente reflejaría el riesgo total de la colocación de créditos, se requerirán mayores provisiones, que, dependiendo de su magnitud, podrían llegar a afectar el patrimonio.
5. Reducción de operaciones crediticias: ya que se limitaría la colocación de crédito a los solicitantes de algunos segmentos, principalmente aquellos que representan mayor riesgo (mayor costo).
Entre enero y noviembre de 2022, el sistema financiero privado colocó una cifra récord en nuevos créditos de USD 37.619 millones, lo que equivale a 2,9 millones de operaciones colocadas en 1,6 millones de clientes en todo el país.
Acosta Burneo señala que, aunque esta cifra que es positiva, si se analiza desde otro ángulo, refleja que los techos en las tasas de interés generan un impacto negativo de exclusión financiera. Mientras los montos colocados aumentaron entre enero y noviembre en un 22% anual, el número de operaciones creció en menor medida, 9%; y los clientes aumentaron en un 7% anual.
“Los montos colocados crecen, pero el número de clientes y operaciones disminuye, es decir, el crédito se concentra en menos manos”, concluyó Acosta Burneo en su publicación “Más exclusión por control de tasas”.
La restricción del crédito afecta principalmente a los sectores productivos, empresas grandes, medianas, pequeñas y micro, mismas que generan actualmente más de 3 millones de plazas de empleo y aportan con más de USD 4.000 millones anuales en el pago de tributos al Estado, según cifras del Servicio de Rentas Internas (SRI).
¿Qué pasa si se bajan las tasas de interés a través de una ley?
En la Asamblea Nacional hay una serie de proyectos de ley para reformar el Código Orgánico Monetario y Financiero. Uno de los cambios que se plantean es bajar la tasa de interés de los créditos.
Aunque suene una idea atractiva y se pueda pensar que, con la reducción de la tasa de interés, habrá más acceso al crédito. Esto no será así, y, más bien, ocurrirá todo lo contrario.
Bajar las tasas de interés por ley provocaría escasez de crédito. Las tasas son precios, y, en el caso de aprobarse una reforma para bajar precios por debajo de las condiciones de mercado, la única opción que le quedaría a la ciudadanía es el financiamiento informal o chulco. Para explicarlo se presenta el siguiente ejemplo:
Uno de los principales alimentos de los ecuatorianos es el pan. Imagínese que las autoridades deciden bajar el precio del pan a USD 1 centavo buscando que más gente pueda comer pan. Esa decisión causaría escasez de ese alimento porque ningún panadero vendería algo por debajo de lo que le cuesta producir. Lo mismo pasaría si se quiere bajar las tasas de interés por ley, habría una escasez, y los únicos ganadores serán los “chulqueros”.
Según un estudio del buró de crédito Equifax (Agosto, 2021) sobre el impacto del chulco en la economía, la tasa de interés que cobran los chulqueros en Ecuador es de 1.200% promedio anual, lo que demuestra que el problema del crédito no es la tasa de interés, si no el acceso. Es decir, la gente que no accede al crédito formal, y, que son las víctimas de haber reducido la tasa de interés vía normativa, termina obteniendo crédito a un costo altísimo con chulqueros.
Por eso, siempre será mejor que las tasas de interés activas en Ecuador reflejen las condiciones del mercado para que se pueda acompañar e impulsar un mejor desempeño económico, fomentar el empleo y consolidar la confianza en las instituciones financieras.
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Destacadas
En los últimos 13 años, las tasas de interés para los créditos en el Ecuador se han visto influenciadas por diferentes modificaciones normativas y controles o techos máximos. Esto significa que las tasas de interés no han podido evolucionar conforme al comportamiento de la oferta y demanda de crédito y a la situación económica del país, como debería ser, en teoría.
La Red de Instituciones Financieras de Desarrollo (RFD) se encargó de analizar cuáles han sido los efectos del control a las tasas de interés en su más reciente estudio: Tasas de interés activas en el mercado crediticio ecuatoriano.
El informe concluye que las normativas actuales para la fijación de las tasas de interés activas efectivas máximas no han cumplido con su objetivo, que era incluir a más personas al sistema de crédito formal en el país en segmentos como el microcrédito.
Al contrario, la data analizada por RFD muestra que aunque el monto de crédito ha crecido en el microcrédito, las operaciones han disminuido; es decir, se han entregado más recursos, pero en menos manos.
“El desenvolvimiento del mercado de microcrédito y consumo ha demostrado que cada vez se entrega mayores montos de crédito y menos operaciones, lo que implica menos personas atendidas y por ende menos inclusión financiera”, sostiene la investigación.
Agosto es un mes clave para discutir sobre la metodología de tasas de interés, pues está previsto que hasta el lunes 30 se conozca cuál será la nueva metodología propuesta por el Banco Central del Ecuador.
Este estudio de RFD es un insumo de suma importancia para aportar datos al debate. Estos son los hallazgos principales del estudio:
- A medida que las tasas de interés de mercado se han ido reduciendo en el microcrédito, el número de operaciones cae de manera continua. En ninguno de los períodos previos a la pandemia se alcanza los niveles del 2008.
- Se evidencia cada vez un menor número de operaciones de montos bajos; es decir, en el subsegmento de crédito minorista (menos de USD 1.000) y un mayor número de operaciones de montos altos; es decir, en los subsegmentos de microcrédito de acumulación simple y ampliada (mayores a USD 1.000).
- A pesar de la caída en el número de operaciones, las entidades han incrementado el volumen desembolsado de su cartera, principalmente por el aumento de la participación de los subsegmentos que otorgan los mayores montos por operación, como son acumulación ampliada y simple, dejando de lado al subsegmento minorista, el cual casi tiende a desaparecer, con la consecuente afectación a los segmentos más bajos de la población que son los que buscan los créditos más pequeños.
- El monto promedio de microcrédito casi se ha cuadruplicado desde 2008. En ese año el crédito minorista tenía un monto promedio de USD 300 mientras que hoy supera los USD 1.000. Lo señalado ratifica que la disminución de tasa de interés sin una metodología técnica atrás tiene efectos importantes en la profundización financiera y en este caso se evidencia una afectación a los segmentos más bajos de la población.
- El incremento de montos promedio de crédito ha hecho que los plazos promedios de pago también se extiendan, para que los beneficiarios puedan cumplir con sus obligaciones a tiempo. Los microcréditos de acumulación ampliada pasaron de un promedio de 30 meses en 2015 a un promedio de 53 meses.
En conclusión, el informe de RFD advierte que, si no se establece una metodología adecuada para la fijación de la tasa de interés, de manera que se incentive a la oferta de crédito en diferentes segmentos de la población, podría generarse una grave afectación a la inclusión financiera, haciendo que los segmentos más vulnerables de la población recurran a créditos informales que perjudican gravemente su bienestar financiero e incluso su integridad.
Revise el informe completo aquí: http://rfd.org.ec/docs/comunicacion/EstudiosTecnicos/Tasas-de-Interes-Activas-en-El-Mercado-Ecuatoriano.pdf