Microcrédito, un segmento clave que crece, pero no como podría

Microcrédito, un segmento clave que crece, pero no como podría

Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los microcréditos constituyen la parte vital de los sistemas financieros de América Latina y el Caribe. En los últimos años hubo una expansión de la entrega de microcrédito, lo que demuestra la capacidad que tiene este segmento para “contribuir significativamente” al desarrollo.

En Ecuador, el microcrédito fue uno de los tipos de crédito en la banca privada con mayor crecimiento en los últimos años.

A diciembre de 2022, la banca privada entregó una cifra récord en nuevos créditos, al otorgar USD 29.924 millones, lo que significa un incremento anual del 17%. Esto representa un crecimiento de USD 4.373 millones más que 2021.

De ese total, el microcrédito tuvo un incremento anual del 15%, al llegar a los USD 2.436 millones.

Según la Junta de Política y Regulación Financiera, este es el crédito destinado a los emprendimientos y microempresas que registran ventas inferiores a USD 100.000 por año. Es un segmento clave para la economía, pues generó el 25,47% del empleo en 2021, según las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

Por ese aporte, el Banco Mundial señala que los emprendedores y las pequeñas empresas impulsan el crecimiento económico de los países y crean empleos, pues tienen el potencial de transformar las comunidades; mientras que las PYMES desempeñan un rol importante al abordar los desarrollo, especialmente los atados a la sostenibilidad y la prestación de servicios.

Tan importantes son los emprendedores y microempresarios que la mayoría de las empresas que se crean en el país son, precisamente, microempresas. De acuerdo con el INEC, en 2021 en Ecuador existían 849.831 empresas, de las cuales, el 94% eran microempresas, 4% empresas pequeñas y el 1% empresas medianas. En otras palabras, el 99% de las empresas del país son micro, pequeñas y medianas.

Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2022) señala que para impulsar el microcrédito se requiere de políticas, una pieza clave para posicionar a este segmento.

Por eso, resulta imprescindible para los bancos privados reconocer y apoyar el rol fundamental de este segmento en la reactivación económica. Y, una forma de hacerlo es a través de la canalización de más financiamiento para las microempresas.

El microcrédito no es la única opción para reducir la pobreza, pero es, probablemente, uno de los mecanismos más utilizados para superar las limitaciones económicas.

Microcrédito: Cifras positivas pero pudieron ser mejores

Los nuevos créditos entregados a los microempresarios presentan cifras récord, pero irónicamente pudieron tener un valor mucho más alto.

Eso significa que, aunque existe un crecimiento en el volumen de nuevos microcréditos, hay una desaceleración en el crecimiento del número de operaciones de microcrédito. En 2022, el número de nuevas operaciones de microcrédito otorgadas por la banca privada fue de 775.998, un crecimiento de 27% (164.492 operaciones más) respecto al mismo periodo de 2021, cuando las nuevas operaciones crecieron un 75% en comparación con 2020.

Esto ocurrió debido a los techos a las tasas de interés en Ecuador, cuyo impacto ahora está empeorando por el contexto internacional.

Desde el 2007, el Gobierno Nacional impuso techos a las tasas de interés máximas que los bancos privados pueden cobrar por prestar dinero a los clientes del sistema financiero. Eso ha provocado un impacto en la entrega de microcréditos.

El impacto negativo ocurre porque los techos que tienen las tasas activas máximas en Ecuador además de no reflejar las condiciones actuales de la economía, tampoco permiten una asignación adecuada en función del riesgo, afectando con exclusión financiera a todos los segmentos, especialmente en el microcrédito.

Y ahora, el contexto internacional está poniendo más presión en esta restricción del crédito. Las políticas que se pusieron en marcha para promover la recuperación de la economía tras el impacto de la pandemia del coronavirus y el impacto de la guerra entre Ucrania y Rusia ocasionó el incremento de la inflación.

Como contraparte, los bancos centrales de las economías desarrolladas han incrementado -de manera periódica- la tasa de interés de política monetaria de sus países, con la intención de frenar la demanda (consumo) y, por ende, enfriar la subida de precios (inflación).  

Por ejemplo, el Banco Central de Estados Unidos, más conocida como la Reserva Federal (FED), incrementó la tasa de interés, al pasar de 0,25% en marzo de 2022 a un rango de entre 4,50% y 4,75% a inicios de febrero de 2023, un nivel registrado por última vez en 2007.

El incremento de las tasas de interés por parte de los bancos centrales provoca que el acceso a financiamiento internacional sea más costoso para las instituciones financieras y empresas de Ecuador, superando, en varios casos, los dos dígitos.

Que el financiamiento internacional sea más caro para el país provoca que se deteriore el flujo normal de recursos nuevos que arriben al país para colocarlos en nuevos créditos.

El financiamiento externo es uno de los aliados importantes para el crecimiento del crédito, entre ellos el microcrédito. Entre 2020 y 2022, el sistema financiero privado trajo más de USD 1.400 millones de recursos frescos del exterior, los cuales fueron colocados en nuevos créditos para empresas y familias.

El encarecimiento del financiamiento no solo viene del lado internacional, el costo del fondeo local también se ha incrementado. La tasa de interés pasiva referencial, es decir lo que pagan los bancos a sus clientes para dejar su dinero en las instituciones financieras, alcanzó el 6,65% a enero de 2023, más de un punto porcentual por encima del año anterior.

Tanto el encarecimiento del fondeo tanto local como internacional dependen de las decisiones de política monetaria internacional y de la coyuntura global. Para Ecuador, las consecuencias resultan incompatibles debido al sistema y la estructura de techos en las tasas máximas de interés activas vigentes.

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El microcrédito: el impulso para la reactivación económica

El microcrédito: el impulso para la reactivación económica

Por: Juan Sebastián Vela y Adriana Santillán

Departamento Económico de Asobanca

Los pequeños y medianos emprendimientos representan más de la mitad de los puestos de trabajo formales en el mundo (Banco Mundial, 2016), por ende, su papel cada vez es más importante a la hora de brindar oportunidades para el desarrollo socioeconómico. De acuerdo con el Banco Mundial, en 2020 en Ecuador existían alrededor de 900.000 empresas, de las cuales, el 90% eran microempresas, 7% empresas pequeñas y el 2% empresas medianas. En otras palabras, el 99% de las empresas del país son micro, pequeñas y medianas y generarían alrededor del 60% del empleo total.  Para la reactivación económica, resulta imprescindible reconocer y apoyar el rol fundamental de este segmento. Una forma de hacerlo es a través de canalizar más financiamiento para la microempresa.

De acuerdo con la Superintendencia de Bancos, al cierre de 2021, el volumen de crédito[1] otorgado por la banca privada del país alcanzó los USD 27.804,5 millones, es decir, se entregaron USD 5.029,7 millones adicionales con respecto al año 2020 (crecimiento anual del 22,1%). Además, al comparar con diciembre de 2019, el volumen de crédito creció 4,5% (USD 1.191,2 millones adicionales), por lo que ya supera los niveles prepandemia. De este comportamiento destaca el microcrédito que fue el segmento que registró el mayor crecimiento en 2021, alcanzando USD 2.271,3 millones (lo que significó una tasa de crecimiento anual del 69,6%).

Del total del volumen de crédito colocado en 2021, el proveniente de la banca privada representó el 73,8% (USD 27.805,5 millones) de la colocación del sistema financiero nacional. Mientras las cooperativas alcanzaron los USD 8.229,7 millones, representando el 18,9% del volumen de crédito nacional; y las instituciones financieras públicas (USD 1.161,5 millones) y las mutualistas (USD 493,5 millones) conformaron el 3,1% y el 1,3%, respectivamente (Gráfico 1).

Cabe señalar que el volumen de crédito está compuesto por cinco segmentos[1]:

Crédito productivo: colocaciones dirigidas al financiamiento de actividades productivas y comerciales, cuyas ventas se encuentran entre USD 100.000 hasta USD 5 millones;

Crédito de consumo: préstamos otorgados para la adquisición de bienes, servicios o gastos no relacionados a actividades productivas;

Crédito educativo: operaciones de crédito otorgadas para formación y capacitación profesional o técnica;

Microcrédito: financiamiento a actividades de producción y/o comercialización en pequeña escala. Microcrédito minorista: ventas inferiores a USD 5.000; microcrédito de acumulación simple: ventas desde USD 5.000 hasta USD 20.000; microcrédito acumulación ampliada: ventas desde USD 20.000 sin superar los USD 100.000;

Crédito vivienda: dirigido para la adquisición o construcción de inmuebles, así como de terrenos destinados a la construcción de vivienda propia.

Para finales de 2021, de los USD 27.804,5 millones entregados por la banca privada del país, USD 19.371,2 millones fueron destinados al crédito productivo; USD 5.354,8 millones al consumo; USD 2.271,3 millones al microcrédito; USD 778,5 millones a vivienda y USD 28,8 millones al crédito educativo (Gráfico 2).

La Tabla 1 muestra que el microcrédito es el que ha tenido una mayor tasa de crecimiento anual en 2021. Con respecto a diciembre de 2020, existió un crecimiento del 69,6%, mientras que, si se realiza una comparación con 2019, el crecimiento fue del 21,0%. Esto es un reflejo del continuo apoyo y acompañamiento de la banca privada a los negocios más pequeños del país, lo cual está ligado a una mayor dinamización de la economía ecuatoriana.

Al realizar un análisis geográfico destaca que la colocación de microcrédito en 2021 llegó a las 24 provincias del país, demostrando financiamiento extendido a nivel nacional. La colocación de microcrédito se concentra en Pichincha, con USD 724 millones; Guayas, con USD 366 millones y Manabí, con USD 231 millones, representando el 58% del total del monto de colocación de microcrédito en el país.

Por otro lado, es importante mencionar que las provincias de Esmeraldas y Napo tuvieron los mayores crecimientos anuales, en donde el monto de microcréditos varió en 85% y 61%, respectivamente.

Destino del microcrédito

El 85% del financiamiento de microcrédito se destinó a los sectores de las actividades de los hogares (29%), actividades de servicios administrativos (26%), el comercio (20%) y los sectores agrícolas (10%), evidenciando los esfuerzos de la banca privada en el financiamiento de actividades productivas. De estos sectores, por ejemplo, destacan el comercio y las actividades agrícolas con un crecimiento del 54% y 52% respectivamente con relación al año 2020. Al año 2021 en el sector comercio se colocaron USD 447 millones, es decir, USD 158 millones más que en 2020, mientras que en las actividades agrícolas se colocaron USD 223 millones con un incremento de USD 77 millones respecto al 2020. En la búsqueda de una recuperación económica sostenida, el apoyo a las pequeñas y medianas empresas debe ser una prioridad en las economías ya que representan el motor de crecimiento económico y la creación de empleos. Desde la banca privada, los créditos entregados hacia microempresarios ya superan los niveles prepandemia, crecen al 70% anual y del total de estos créditos, el 52% se entregan a mujeres emprendedoras, lo cual trae una serie de externalidades positivas para las familias, negocios y la sociedad. Fomentar la dinamización de la economía a través del crédito enfocado en sectores productivos es consolidar el desarrollo económico, el empleo y la competitividad, elevando el bienestar general.

Gráficos y tablas:

[1] La información considera operaciones de crédito nuevas y novadas, publicadas por la Superintendencia de Bancos. Esta información incluye datos proporcionados en el reporte de volumen de crédito del BCE respecto a tarjetas de crédito, debido a que la Superintendencia de Bancos no reporta este rubro.

[2] Fuente: Banco Central del Ecuador

Referencias bibliográficas:

Banco Central del Ecuador

Superintendencia de Bancos

Superintendencia de Economía Popular y Solidaria

Banco Mundial (2016). https://www.bancomundial.org/es/news/feature/2016/06/20/entrepreneurs-and-small-businesses-spur-economic-growth-and-create-jobs

Cinco datos que demuestran que poner controles a las tasas genera menos acceso al microcrédito

Cinco datos que demuestran que poner controles a las tasas genera menos acceso al microcrédito

En los últimos 13 años, las tasas de interés para los créditos en el Ecuador se han visto influenciadas por diferentes modificaciones normativas y controles o techos máximos. Esto significa que las tasas de interés no han podido evolucionar conforme al comportamiento de la oferta y demanda de crédito y a la situación económica del país, como debería ser, en teoría.

La Red de Instituciones Financieras de Desarrollo (RFD) se encargó de analizar cuáles han sido los efectos del control a las tasas de interés en su más reciente estudio: Tasas de interés activas en el mercado crediticio ecuatoriano.

El informe concluye que las normativas actuales para la fijación de las tasas de interés activas efectivas máximas no han cumplido con su objetivo, que era incluir a más personas al sistema de crédito formal en el país en segmentos como el microcrédito.

Al contrario, la data analizada por RFD muestra que aunque el monto de crédito ha crecido en el microcrédito, las operaciones han disminuido; es decir, se han entregado más recursos, pero en menos manos.

“El desenvolvimiento del mercado de microcrédito y consumo ha demostrado que cada vez se entrega mayores montos de crédito y menos operaciones, lo que implica menos personas atendidas y por ende menos inclusión financiera”, sostiene la investigación.

Agosto es un mes clave para discutir sobre la metodología de tasas de interés, pues está previsto que hasta el lunes 30 se conozca cuál será la nueva metodología propuesta por el Banco Central del Ecuador.

Este estudio de RFD es un insumo de suma importancia para aportar datos al debate. Estos son los hallazgos principales del estudio:

  1. A medida que las tasas de interés de mercado se han ido reduciendo en el microcrédito, el número de operaciones cae de manera continua. En ninguno de los períodos previos a la pandemia se alcanza los niveles del 2008.
  2. Se evidencia cada vez un menor número de operaciones de montos bajos; es decir, en el subsegmento de crédito minorista (menos de USD 1.000) y un mayor número de operaciones de montos altos; es decir, en los subsegmentos de microcrédito de acumulación simple y ampliada (mayores a USD 1.000).
  3. A pesar de la caída en el número de operaciones, las entidades han incrementado el volumen desembolsado de su cartera, principalmente por el aumento de la participación de los subsegmentos que otorgan los mayores montos por operación, como son acumulación ampliada y simple, dejando de lado al subsegmento minorista, el cual casi tiende a desaparecer, con la consecuente afectación a los segmentos más bajos de la población que son los que buscan los créditos más pequeños.
  4. El monto promedio de microcrédito casi se ha cuadruplicado desde 2008. En ese año el crédito minorista tenía un monto promedio de USD 300 mientras que hoy supera los USD 1.000.  Lo señalado ratifica que la disminución de tasa de interés sin una metodología técnica atrás tiene efectos importantes en la profundización financiera y en este caso se evidencia una afectación a los segmentos más bajos de la población.
  5. El incremento de montos promedio de crédito ha hecho que los plazos promedios de pago también se extiendan, para que los beneficiarios puedan cumplir con sus obligaciones a tiempo. Los microcréditos de acumulación ampliada pasaron de un promedio de 30 meses en 2015 a un promedio de 53 meses.

En conclusión, el informe de RFD advierte que, si no se establece una metodología adecuada para la fijación de la tasa de interés, de manera que se incentive a la oferta de crédito en diferentes segmentos de la población, podría generarse una grave afectación a la inclusión financiera, haciendo que los segmentos más vulnerables de la población recurran a créditos informales que perjudican gravemente su bienestar financiero e incluso su integridad.

Revise el informe completo aquí: http://rfd.org.ec/docs/comunicacion/EstudiosTecnicos/Tasas-de-Interes-Activas-en-El-Mercado-Ecuatoriano.pdf