El sistema bancario apuesta por la inclusión financiera en Ecuador

El sistema bancario apuesta por la inclusión financiera en Ecuador

Por: Adriana Santillán y Nicolás Estrella
Departamento Económico Asobanca

Los servicios financieros constituyen ejes fundamentales para el desarrollo económico y social de los países ya que contribuyen con la calidad de vida de las personas y a su vez, con el crecimiento de las economías (Banco Mundial, 2022). En esta línea, la inclusión financiera se entiende como el acceso a servicios de pago, ahorro, financiamiento y seguros para empresas y personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad y fuera del sistema financiero formal (Banco Mundial, 2022).

Su relevancia en el campo económico y social yace en su capacidad de reducir la pobreza y mejorar la distribución de ingresos entre la población (Burgess & Rohini, 2005); aspecto que transforma a la inclusión en un concepto multidimensional. Dentro de este contexto, los sistemas bancarios juegan un rol central pues sus instituciones ofrecen productos y servicios que buscan adecuarse a las necesidades de las personas con el fin de aumentar su bienestar financiero. De tal forma, los bancos juegan un papel crucial al realizar esfuerzos para diseñar productos financieros de calidad que sean provistos de forma responsable y sostenible (García et al, 2013). Por ejemplo, la transformación digital de la banca, que se aceleró con la pandemia, ha conseguido promover el micro financiamiento, los pagos digitales y la inserción financiera de mujeres, jóvenes y personas en situación de pobreza (IDB & WEF, 2022).

“La transformación digital de la banca ha conseguido promover el micro financiamiento, los pagos digitales y la inserción financiera de mujeres, jóvenes y personas en situación de pobreza”.

A nivel mundial, existen distintos estudios que analizan la evolución de la inclusión financiera. Uno de los trabajos más destacados es el Global Findex Database del Banco Mundial (GFD, 2017), el cual recoge los datos más relevantes relacionados al acceso, uso y profundización de los servicios financieros.

Entre sus principales resultados, se destaca la comparación entre regiones respecto a la proporción de personas mayores a 15 años que poseen una cuenta en una institución financiera formal.

Uso de la metodología “componentes principales no lineales” a una muestra de 7 países de América Latina (Perú, Colombia, Bolivia, Chile, Ecuador y México) con 1.200 encuestas a hogares por cada país.

Una puntuación de 100 significa que existe mayor inclusión financiera. Para el caso de América Latina dicha proporción alcanza apenas el 54% en 2017, resultado que se encuentra 40 puntos porcentuales (p.p.) por debajo de América del Norte (94%) y 27 p.p. con relación a Europa y Asia Central (81%). Para Ecuador, este porcentaje es menor al promedio latinoamericano, pues alcanza el 51% (Gráfico 1). Por otra parte, también se presenta un indicador de la proporción de personas pertenecientes al 40% más pobre de la población que posee una cuenta financiera; este indicador representó el 42% para América Latina y el 33% para Ecuador. De este modo, se evidencia un retraso en la inclusión financiera de la región al reconocer que aún existe una alta proporción de personas que no accede al sistema financiero formal.

Los datos más recientes para analizar el caso ecuatoriano se obtienen del Índice de Inclusión Financiera de Credicorp, elaborado mediante una encuesta a países de la región por Ipsos (2021). El análisis relaciona las dimensiones de acceso, uso y calidad. La primera hace referencia a la posibilidad de acceder a productos o servicios financieros formales; el uso describe la profundidad o frecuencia en la que se utilizan estos y la calidad representa en qué medida estos productos o servicios satisfacen las necesidades de las personas (Credicorp, 2021).

Para este indicador, Ecuador obtuvo una puntuación de 46,9 en 20212. En la dimensión de acceso (infraestructura financiera, conocimiento y tenencia de productos), el puntaje fue de 43,3. Para la dimensión de uso (transacciones básicas, ingresos y ahorros), la puntuación llegó a 30,2. Por último, en la dimensión de calidad, Ecuador recibió un puntaje de 67,2 (calidad percibida y la confianza en el sistema financiero).

En todas estas dimensiones, el país tiene puntuaciones superiores a las del resto de países, por lo que la puntuación se encuentra por encima del promedio regional que fue de 38,3 (Credicorp, 2021). Esto significa que el país muestra un avance en materia de inclusión debido al trabajo del sector financiero en incrementar la calidad de los productos y servicios que ofrece.

En esta línea, la banca privada ecuatoriana con el fin de contribuir con la ampliación del acceso y uso de sus productos financieros cuenta con 40.225 puntos de atención (oficinas, ATM, corresponsales no bancarios y agentes auxiliares) en todo el territorio nacional, tanto en zonas urbanas como en rurales. En el Gráfico 3, se observa el número de puntos de atención de los bancos y de las cooperativas, las mismas que, para el mismo período, alcanzaron un total de 44.897 puntos.
Debido a la emergencia sanitaria ocasionada por el COVID-19, la banca incrementó sus esfuerzos para continuar ofreciendo sus servicios a las personas. Uno de los instrumentos para lograrlo fue el incremento significativo de los corresponsales no bancarios (CNB), lugares en donde los usuarios pueden realizar transacciones, pagos de servicios básicos, entre otros servicios, en pequeños y medianos comercios como en las tiendas o farmacias más cercanas.

De esta manera, Ecuador es el tercer país con la mayor cantidad de CNB por cada 100.000 habitantes en América Latina, sólo por debajo de Perú y Brasil (Gráfico 4). A septiembre 2021, el país contó con 164 CNB por cada 100.000 ecuatorianos, es decir, 29.279 de estos puntos de atención.

De acuerdo con el Banco Mundial (2022), los países más avanzados en materia de inclusión financiera son aquellos que han conseguido crear un contexto regulatorio y normativo propicio, que permita la competencia de las instituciones bancarias, además de una innovación y ampliación de los productos y servicios financieros para toda la población.

Esto debería estar acompañado de regulaciones y medidas de protección al cliente, con el fin de garantizar una oferta responsable de servicios (Banco Mundial, 2022). Asimismo, el auge de la digitalización, ha facilitado el acceso y uso de servicios financieros para las empresas más pequeñas y poblaciones vulnerables. No obstante, este aspecto sigue siendo un reto para las economías a nivel mundial, especialmente, para la región (Banco Mundial, 2022).

La banca ecuatoriana sigue el camino de una mayor inclusión financiera que fomente el acceso al financiamiento formal de grupos tradicionalmente excluidos. Sin embargo, el contexto normativo presenta una serie de desafíos para lograr una inclusión financiera más justa ya que hoy que se ve limitada por la elevada represión en las tasas de interés mediante controles excesivos que resultan nocivos para el desarrollo del sistema (Banco Mundial, 2020).

Una tasa de interés que refleje las condiciones del mercado propiciaría un sistema financiero mucho más inclusivo que combata el financiamiento informal que afecta a familias y empresas ecuatorianas con tasas de interés anuales superiores al 1.200%.

Equifax, 2021.

De esta manera, la inclusión financiera no solamente facilita la vida cotidiana y ayuda a las familias y empresas a tomar decisiones que eleven su bienestar, sino que también contribuye al desarrollo socio económico de la población en general. A pesar de los esfuerzos realizados y los avances en esta materia, América Latina y Ecuador todavía se encuentran rezagados, por lo que es primordial reconocer el papel de las instituciones financieras, su digitalización, y los avances en la normativa y regulación que aún son necesarios. Así como el rol de la educación financiera, a la hora de fomentar políticas y programas que tengan como objetivo la inclusión y, por tanto, el bienestar económico y financiero de toda la población.

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El efecto dominó del conflicto Rusia-Ucrania, implicaciones para Ecuador

El efecto dominó del conflicto Rusia-Ucrania, implicaciones para Ecuador

Por: Andrea Villarreal y Nicolás Estrella

Departamento Económico Asobanca

Luego de casi 3 meses de conflicto, la disrupción que la crisis entre Rusia y Ucrania, además de las sanciones internacionales impuestas por Estados Unidos, Reino Unido, la Unión Europea, Canadá, Japón, Australia y otros países a Rusia, ha causado olas en distintos sectores de la economía mundial y paralizado las cadenas internacionales de diversos productos. Esto abona aún más a la ya lenta recuperación económica mundial y bajas perspectivas de crecimiento económico.

Aunque el estallido del conflicto ruso ha sido reciente, las tensiones entre Rusia y Ucrania se remontan a la historia de estas dos naciones. Ucrania formó parte de la Unión Soviética y después de su disolución obtuvo su independencia en 1991. Sin embargo, siguió manteniendo durante muchos años una fuerte influencia rusa. Además de esto, la lucha geopolítica entre Rusia y los miembros de la alianza política y militar de la OTAN, la ha dejado en constante controversia por el control político de esta nación.

Existen un sin número de contrastes por los intereses políticos y económicos de este conflicto. Por un lado, desde Rusia se invoca a la protección de sus conciudadanos y una defensa de sus fronteras históricas con Europa. Por otro lado, la libertad de un país reconocido internacionalmente, la violación de su soberanía y su autodeterminación, así como la destrucción total del derecho internacional sientan un precedente para otras intervenciones militares y son causa de preocupación para la seguridad de otras naciones.

La importancia de este conflicto para las naciones—además de las implicaciones políticas—yace en las consecuencias económicas que esta crisis internacional tiene sobre las cadenas de valor mundial, especialmente del sector energético, y los efectos de las sanciones hacia Rusia en un mundo completamente interconectado.

Las principales afectaciones en materia económica llegan por el canal del comercio internacional, con interrupciones tanto en exportaciones como en importaciones, así como flujos de pagos y transacciones en suspenso con Rusia y países afectados. Además, los precios de materias primas como trigo, fertilizantes, entre otros, donde el mercado ruso tiene activa participación, se han disparado. En el sector energético hay un alza generalizada de los precios del petróleo y gas, lo cual ahonda las olas inflacionarias que atraviesan las economías tras la pandemia.

Para el caso ecuatoriano, el contexto económico internacional ha tenido resultados ambivalentes en el corto plazo y podrían influir en la perspectiva económica de este año. A nivel comercial, las exportaciones e importaciones se han ralentizado, principalmente aquellas relacionadas al mercado euroasiático[1]. En 2021, este mercado representó el 6,6% (USD 1.190 millones) del total de exportaciones no petroleras de Ecuador. Solamente, en el caso de Rusia, las exportaciones a ese país sumaron USD 1.000 millones, siendo el tercer país de destino de las exportaciones no petroleras el año pasado.

A nivel de productos, las exportaciones hacia Rusia se concentraron en banano (70%); camarón (14%); y flores (10%). Por lo cual, estos sectores serían los más afectados ante la escalada del conflicto internacional. De acuerdo con Fedexport, los sectores bananero y floricultor han calculado pérdidas por USD 85 millones en lo que va del año. Asimismo, la industria camaronera ha evidenciado pérdidas por USD 10 millones, debido al cierre de puertos y limitaciones en su cadena de suministro.

Por su parte, las importaciones de fertilizantes y abonos también se han visto afectadas por la coyuntura actual. Solamente en 2021, el 38,2% del total de importaciones de estos productos provino de Rusia. En este sentido, el sector agrícola podría atravesar una potencial contracción en su producción agregada debido a las limitaciones existentes para obtener insumos básicos para su desempeño.

Gráfico 1.- Top 5 de exportaciones a Rusia, 2021

En porcentaje

Fuente: Banco Central del Ecuador (2022)

Sin embargo, los resultados del conflicto también traerían mayores ingresos a la economía nacional. Dentro de este contexto, las sanciones comerciales han afectado a las exportaciones rusas de petróleo. En 2021 Rusia produjo 9,7 millones de barriles diarios de crudo, resultado que lo situó como el segundo mayor productor del mundo. Hoy, las sanciones han provocado una fuerte contracción de la oferta de petróleo, por lo cual, su precio se ha elevado por encima de los USD 100. Esto tiene repercusiones positivas en los ingresos del Estado ecuatoriano. De acuerdo con el Ministerio de Economía y Finanzas, el país percibe cerca de USD 144,2 millones adicionales por cada USD 1 en que se incrementa el precio del crudo por encima del precio señalado en la Proforma General del Estado (USD 59,2).

Cabe señalar que el alza en los precios del petróleo también contribuye a las olas inflacionarias del país y el mundo. Si se considera el caso de Estados Unidos, la inflación anual a marzo de 2022 alcanzó el 8,5%, resultado que se ubica como la mayor subida de precios de los últimos 40 años. Para el mismo periodo, a nivel de América Latina, las economías con las tasas de inflación más altas fueron: Brasil (11,7%), Colombia (8,5%), México (7,5%) y Perú (6,8%). Este contexto internacional condiciona la reactivación económica post pandemia, la cual se ha ralentizado mucho más debido al conflicto.

Gráfico 2.- Evolución mensual de la inflación regional, 2019 – 2022

En porcentaje

Fuente: Instituto Nacional de Estadística y Censos (2022)

Para el caso ecuatoriano, las presiones inflacionarias no resultan tan alarmantes, si se compara con el promedio regional inflacionario. A marzo 2022, la inflación se ubicó en el 2,64%, resultado mayor en 1,8 puntos porcentuales frente al mismo mes de 2021. No obstante, los efectos del incremento del precio del petróleo se pueden ver reflejados a nivel de productos, donde los combustibles presentan una variación de su precio del 36,7%.

Aspectos financieros y transaccionales

Las sanciones financieras a Rusia han consistido en restringir gran parte de las transacciones que llevan a cabo los bancos más grandes del país con el resto del mundo. Por ejemplo, se ha implementado la prohibición de transaccionar dólares estadounidenses entre las instituciones financieras del exterior y los bancos rusos sancionados. Este aspecto, ha repercutido en una devaluación del 60% del rublo frente al dólar. Asimismo, estas sanciones han conseguido congelar cerca de USD 315.000 millones de las reservas del Banco Central de Rusia, lo que representa un 50% de su total. El principal objetivo es cortar el financiamiento a Rusia para que la invasión a Ucrania no continúe.

La magnitud de las repercusiones de las sanciones en el resto del mundo y, particularmente, para Ecuador son inciertas. Entre las sanciones que más efectos han tenido en el mundo financiero global se destaca aquella impulsada por la Unión Europa, la cual consistió en la expulsión de los siete bancos más grandes de Rusia del sistema internacional SWIFT. Esta acción, limita la capacidad de comunicación financiera (transacciones, desembolsos, etc.) entre cualquier institución bancaria del mundo y los bancos sancionados, resultado que aísla a una gran parte del sistema financiero ruso del mundo.

Para Ecuador, los principales efectos de estas sanciones se han visto reflejadas en las cadenas de pago de las exportaciones e importaciones nacionales. Por ejemplo, al 14 de marzo el sector florícola registra un retraso en los pagos de sus exportaciones por cerca de USD 36 millones; asimismo, el sector bananero ha reportado pérdidas y retrasos por USD 30,8 millones provenientes del mercado euroasiático (AEBE, 2022). De esta manera, la interconexión mundial de los países presupone un riesgo para aquellas entidades que mantengan una relación financiera con Rusia.

Al término de este artículo, el conflicto bélico parece recrudecer y no se vislumbra un pronto cese al fuego. Las sanciones hacia Rusia han venido aumentando en los últimos días y existe un riesgo latente de que Rusia corte el suministro de gas a Europa, lo que aumentaría los efectos dominó sobre la economía mundial. La incertidumbre generada por el conflicto aún podría ahondar en el impacto de los precios energéticos y la volatilidad financiera ante un posible impago de deuda de Rusia es una posibilidad que dejaría muchas piezas sueltas en la economía mundial.


[1] Los países que forman parte son: Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Kazajistán, Armenia y Kirguistán.

Referencias:

AEBE. (12 de Abril de 2022). Asociación de Exportadores de Banano del Ecuador. Obtenido de Expreso: https://www.expreso.ec/actualidad/economia/cierre-rusia-acumula-30-8-millones-perdidas-banano-125414.html

CORDEX. (23 de Marzo de 2022). Corporación de Gremios Exportadores del Ecuador. Obtenido de El Universo: https://www.eluniverso.com/noticias/economia/mas-de-28-millones-es-el-impacto-en-la-industria-bananera-y-camaronera-nacional-tras-un-mes-del-conflicto-ruso-ucraniano-nota/#:~:text=El%20camar%C3%B3n%2C%20mientras%20tanto%2C%20dej%C3%B3,que%20se%20declar%C3

Fedexpor. (31 de marzo de 2022). Federación Ecuatoriana de Exportadores. Obtenido de El Universo: https://www.eluniverso.com/noticias/economia/con-85-millones-en-perdidas-en-sextor-exportador-por-conflicto-de-rusia-y-ucrania-la-mirada-comercial-esta-en-china-y-corea-del-sur-nota/

Dos jugadores clave para la inclusión financiera

Dos jugadores clave para la inclusión financiera

Por Evelyn Tapia

Especialista en Gestión de Contenidos en la Asociación de Bancos Privados del Ecuador

Casi dos años han transcurrido desde que en Ecuador se declaró la emergencia sanitaria por COVID-19, cuando todos nos encerramos. Hoy nos resultan lejanos esos días en que las noticias de cadáveres en las calles y las morgues copadas nos destrozaban y erizaban la piel. Sí, parecen lejanos, pero difíciles de olvidar. En ese escenario vivimos durante semanas, meses, y el virus aún no nos deja en paz.

Con la pandemia algunos nos dimos cuenta de que éramos privilegiados: podíamos trabajar desde casa, podíamos comprar comida usando el celular, incluso pagar cuentas solo con un par de clics desde la banca virtual. Si por alguna razón necesitábamos efectivo, podíamos caminar solo un poco hasta la tienda del barrio y hacer un retiro de un corresponsal no bancario (CNB).

Tanto los terminales POS —Point of Sale por sus siglas en inglés— (puntos digitales o físicos para cobros con tarjetas) como los CNB fueron dos jugadores fundamentales en el complejo contexto que nos planteó el virus. Estos mecanismos que ya nos facilitaban la vida antes de la pandemia fueron sumamente valiosos para los ecuatorianos en medio del confinamiento, pues contribuyeron a reducir la exposición al virus y riesgo de contagio. Ahora, cuando nuevas variantes siguen causando incertidumbre, estos mecanismos siguen siendo indispensables.

La pandemia también nos recordó, de la manera más clara y cruda, por qué es clave que exista más inclusión financiera en el país. ¿Es un privilegio la inclusión financiera en pleno 2020? Sí, porque lastimosamente hubo una parte de la población que tuvo —y todavía tiene— que exponerse más al virus, seguir pagando todo con efectivo, saliendo a buscar una agencia bancaria usando transporte público o seguir trasladándose largas distancias para cobrar en efectivo su sueldo.

Según el índice Global Findex, en el país cinco de cada diez ecuatorianos todavía no están dentro del sistema financiero formal; es decir que aquello que a unos nos resulta tan normal como tener una cuenta de ahorros y usarla desde el celular, para otros ecuatorianos es toda una novedad.

La falta de acceso a los servicios financieros del sector formal refuerza las condiciones de vulnerabilidad de la población de menores ingresos, señala el informe de la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) presentado en 2020 por el Banco Central del Ecuador (BCE). Al menos tres grandes problemas se alimentan en torno a la exclusión financiera.

Uno es la falta de ahorro. Quienes están fuera del sector financiero formal son menos propensos al ahorro y, por ende, son más vulnerables ante crisis económicas y ante shocks y eventos inesperados. La poca cultura de ahorro es una traba para la recuperación y el crecimiento económico de las familias en Ecuador y América Latina. En 2020, el Banco de Desarrollo de América Latina CAF realizó una encuesta a ciudadanos de Colombia, Brasil, Perú y Ecuador y al consultarles sobre el ahorro, seis de cada diez encuestados dijeron que no ahorran y quienes lo hacen ahorran principalmente de manera informal guardando efectivo en su casa, debajo del colchón o en alcancías (61 % en promedio), con la excepción de Brasil, país en el que el 72 % de la población que ahorra lo hace a través de cuentas de ahorro.

Un segundo problema que genera la exclusión financiera es la usura. Las personas que no tienen acceso a préstamos en el sistema formal no pueden crear un historial en los burós de crédito y suelen verse obligados a pedir dinero a usureros. En el caso de Ecuador las víctimas pueden terminar pagando tasas de interés de 1230 % anual en promedio (Estudio Equifax, 2021).

Un tercer problema es que quienes no están en el sistema financiero formal están lejos de acceder a instrumentos financieros de inversión que les permitan multiplicar sus ingresos; muchas veces, por la falta de educación financiera, esta población cae en estafas de falsos inversionistas como sucedió con los casos Big Money y notario Cabrera.

La Estrategia Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) identifica a las mujeres, los migrantes, los trabajadores y negocios informales como los grupos que requieren más esfuerzos para lograr su inclusión financiera, así como las empresas y emprendimientos del sector de las micro, pequeñas y medianas empresas.

La ENIF también establece metas para lograr el gran objetivo de una mayor inclusión financiera. Dos de estas metas apuntan a los jugadores clave que tanto ayudaron a los ecuatorianos durante la pandemia: los CNB y los pagos digitales.

Para el 2024, una de las metas de la ENIF es que no existan parroquias en el país sin corresponsales no bancarios y, en cuanto a los pagos digitales, otra meta es que la proporción de adultos que hicieron pagos digitales, que hoy corresponde a un 22 %, se incremente en 2024 y alcance al 60 % de la población.

Para alcanzar estas y el resto de metas de la ENIF es necesario el compromiso de los sectores público y privado, un marco regulatorio favorable para expandir la inclusión financiera y la infraestructura del sistema financiero y conectividad, señala el documento.

¿Han hecho los bancos privados su parte? Las cifras muestran que sí, aunque aún existen retos.

Los corresponsales son los que más crecen

En 2012, hace una década, la publicación Inclusión Financiera, aproximaciones teóricas y prácticas, elaborada por el BCE, mencionaba a los CNB como uno de los principales mecanismos nacientes en Latinoamérica con potencial para acercar a la población de menos recursos y de áreas rurales a los servicios financieros, abaratando los costos de despliegue que significan las agencias bancarias tradicionales.

En Ecuador, los CNB comenzaron a implementarse desde la banca privada en 2008 y actualmente el país es el cuarto de la región con más Corresponsales No Bancarios por cada 100 000 habitantes. De acuerdo con las estadísticas de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), Ecuador tiene 200 CNB por cada 100 000 habitantes.

El crecimiento de este mecanismo ha sido exponencial. Hoy los corresponsales son casi el 80 % de los puntos de atención de la banca privada. Incluso, algunos bancos ofrecen la opción de abrir cuentas de ahorro desde estos corresponsales, ubicados en tiendas, bazares, farmacias, ferreterías y otros pequeños comercios, dando origen a un camino más ágil hacia la inclusión de más personas al sector financiero.

En 2015, el país tenía 26 852 CNB y para 2021 se registraron 30 626. Actualmente, el número de CNB es casi 9 veces mayor al número de puntos de atención de la Economía Popular y Solidaria, que cuenta con 3634 puntos.

POS, un mecanismo con latente potencial

2020 fue un año de incremento histórico para las compras en línea y el uso de la banca virtual en el país. Una encuesta realizada por la Cámara de Comercio Electrónico señala que el 16 % de los encuestados realizaba compras en línea de manera habitual una vez al mes antes de la pandemia, pero luego de ella el número escaló al 40 %. En noviembre, la Cámara estimaba que al final de 2021 las compras online crecieran un 20 % frente a 2020. Y de acuerdo con los datos recopilados por la Asociación de Bancos Privados (Asobanca), las transacciones en canales virtuales de la banca crecieron 32 % en 2020.

Medicamentos, comida, ropa, tecnología y otros bienes, en medio de las restricciones de movilidad… Tener todo esto al alcance de un par de clics fue posible gracias a aquellos negocios que habían invertido tiempo y recursos en sus plataformas de compra en línea y a la tecnología desplegada por la banca, como los botones de POS (Point of Sale) virtuales para pagar con tarjetas de crédito y débito en la web. Pero además de los botones POS virtuales, también han sido clave aquellos negocios con terminales de POS físicos, es decir, aquellas máquinas que “leen” la tarjeta y procesan los pagos.

Debido a que en Ecuador todavía existe una brecha de acceso a tecnología y penetración de internet de casi un 30 % de la población, la posibilidad de pagar en los comercios de manera física, con tarjetas de débito y crédito, también resulta importante para ayudar a reducir la manipulación de billetes y monedas en el contexto de pandemia.

De acuerdo con datos de la Superintendencia de Bancos, cuando comenzó la emergencia sanitaria, en marzo de 2020, en el país se registraban 101 760 POS (incluyendo los digitales) y para diciembre de 2021 el número escaló a 115 116.

La tendencia de crecimiento en el uso de estos medios de pago en el país demuestra que los usuarios del sistema financiero reconocen que son mecanismos más rápidos y seguros para hacer sus transacciones. Esta tendencia de uso podría ser aún mayor en el país si no existiera normativa que desincentiva a los establecimientos comerciales a implementar esos sistemas de cobro. Por ejemplo, la Resolución NAC-DGERCGC15-00000284 del Servicio de Rentas Internas (SRI), que establece que las entidades financieras actúen como sujetos de retención del IVA en las compras que se realizan con tarjetas de crédito y débito. Esta medida provoca problemas de flujo de caja a los negocios, especialmente a los más pequeños, puesto que, cuando cobran con tarjeta, dejan de tener disponible en caja el dinero que se retiene por concepto del impuesto, desde el momento en que se realiza la compra hasta cuando el establecimiento debe realizar la declaración y liquidación del IVA.

Con la incertidumbre que continúa planteando el 2022 en torno a la pandemia, queda claro que estos dos seguirán siendo jugadores protagonistas en el proceso de generar más inclusión financiera.

Pero ningún juego se gana si no participa todo el equipo. Algunos de los desafíos todavía pendientes en este juego son, por ejemplo, eliminar las trabas que desincentivan a los microempresarios para la contratación de mecanismos como los POS y otras trabas de tramitología o excesiva regulación que hacen más complicado ofrecer servicios acorde a lo que pide el cliente; generar un entorno que permita crear más productos financieros digitales o análogos, creados a la medida de aquellos que aún están excluidos; lograr que la educación financiera alcance cada vez a más ecuatorianos, a través de un trabajo conjunto y técnico coordinado entre todos los actores del ecosistema; incrementar la cobertura de internet y acceso a telefonía celular, junto con educación en el tema digital y de ciberseguridad; y crear incentivos para reducir el uso del efectivo que está tan arraigado en los ecuatorianos.

Perspectivas favorables en entornos inciertos para 2022

Perspectivas favorables en entornos inciertos para 2022

Por Andrea Villarreal. Directora del Departamento económico de Asobanca

Es difícil resumir en pocas líneas el año 2021 y el enorme cambio que trajo a la economía ecuatoriana. Posiblemente fue un año con los más grandes desafíos e incertidumbres, pero también muchos aciertos en materia económica y social que hoy permiten que el 2022 inicie con expectativas a favor, pese a que la pandemia siga.

Según el Banco Central del Ecuador (BCE), el cierre de 2021 fue mejor de lo esperado debido al comportamiento de crédito, al exitoso plan de vacunación, las exportaciones petroleras y remesas. Pero ¿qué fue lo más destacable en materia económica en 2021? La forma en la cual Ecuador contuvo la pandemia mediante el masivo plan de vacunación, lo cual permitió que las actividades retomen su cauce.

Sin duda, no podemos esperar resultados distintos haciendo siempre lo mismo. En un país donde por mucho tiempo se enviaron las señales equivocadas al mundo, se ahuyentó la inversión, se amenazó con no pagar las deudas y, de hecho, se las incumplió. Hoy se ofrece un panorama diferente, encaminado a recuperar la credibilidad nacional e internacional, así como generar un marco que abra la puerta a transformaciones en materia social, económica y financiera.

Pese a que las acciones marcan un rumbo distinto, las expectativas para este año todavía lucen complejas. Ante una nueva ola de contagios sacudiendo al mundo, cierre de las economías y nuevas cepas, Ecuador tiene el desafío de, al igual que el año que terminó, cerrar 2022 con un desempeño mejor de lo esperado. Para este año, el BCE estima un crecimiento del 2,5%. Cabe indicar que los organismos multilaterales son más optimistas sobre el desempeño de la economía este año. El Banco Mundial estima que el PIB de Ecuador alcance 3,4% y el Fondo Monetario Internacional 3,5% en 2022.

Hay cinco factores que podrían potenciar el crecimiento económico de Ecuador este año: la evolución del crédito, precio del petróleo, acceso a financiamiento, atracción de inversiones y la implementación de políticas que permitan superar las secuelas de la pandemia.

Comportamiento del crédito

La dinamización del crédito en 2021, que se aceleró cuando las actividades económicas pudieron reabrir, es una de las principales razones para el mejor desempeño económico alcanzado en 2021. En este contexto, más de 6,35 millones de nuevas operaciones de crédito fueron desembolsadas por la banca privada entre enero y noviembre de 2021, esto es, un 14% más que en igual período de 2020 (765 816 operaciones adicionales).

En este periodo, la banca colocó 23 017 millones de dólares en nuevos créditos, lo que representa un incremento de 9% frente a igual período de 2020 (1912 millones adicionales), de acuerdo con las cifras reportadas por el BCE. El consecutivo crecimiento de la colocación de nuevos créditos durante el 2021 es una buena noticia para todos los ecuatorianos y para la economía en su conjunto.

Estas cifras evidencian el apoyo del sector bancario al país en el proceso de recuperación. Colocar nuevos créditos ha permitido mantener y ampliar negocios, generar más empleo y dinamizar la productividad. Además, siete de cada diez dólares de nuevos créditos entregados entre enero y noviembre de 2021 se destinaron a los sectores productivos (microcrédito, crédito para la vivienda y crédito productivo).

Precio del petróleo

Los precios de petróleo mantienen una expectativa al alza debido a acuerdos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados. A inicios de enero, la organización anunció que continuaría aumentando la producción de crudo. Otros factores que influyen son la disminución de las reservas de crudo en los inventarios de Estados Unidos, así como el incremento en la demanda por época invernal y reactivación económica. Analistas apuntan que el precio por barril de crudo podría llegar a superar los USD 100 en 2022. A inicios de enero, el barril de petróleo West Texas Intermediate, el de referencia para Ecuador, cotizó en USD 77,8 por barril. Para el país esto es favorable ya que significan mayores ingresos para el Presupuesto General del Estado.

Pese a estas perspectivas al alza, el país tiene el reto de superar los problemas que paralizaron los oleoductos. El 8 de diciembre pasado se suspendió el transporte de petróleo debido al riesgo de derrumbes y socavones en la zona. El 30 de diciembre el Sistema de Oleoducto Transecuatoriano de Petroecuador retomó el transporte de petróleo. Asimismo, OCP restauró las operaciones el 31 de diciembre de 2021 y el ITT lo hizo a inicios de enero.

Acceso a financiamiento

La posibilidad de volver a los mercados internacionales con emisión de bonos significa para el país la opción de tener fuentes adicionales de recursos para el financiamiento de obras y proyectos. La última vez que Ecuador emitió bonos soberanos fue en septiembre de 2019, durante el gobierno del expresidente Lenin Moreno. La aprobación de la reforma tributaria, cumplir el acuerdo con el FMI y las acciones tomadas en materia de reformas plantean un escenario favorable para retornar a los mercados.

A esto se suma el financiamiento de organismos internacionales que llegaría al país en el primer trimestre del año. Se espera la aprobación de desembolsos por alrededor de 1400 millones de dólares desde el FMI, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo y Banco de Desarrollo de América Latina.

Inversión

El BCE espera que la inversión aumente 4,9% en 2022, impulsado por una mayor inyección de capitales en los sectores petrolero y minero. Para lograrlo se plantean varios mecanismos que fortalezcan la inversión que, al segundo trimestre de 2021, alcanzó en apenas el 1,1% del PIB.

En esta línea, se espera que el Gobierno envíe un proyecto para atraer inversiones, el cual pretende reformar la Ley de Alianzas Público-Privadas, mejorar el marco normativo para las zonas francas y dinamizar el mercado de valores. Otra estrategia para atraer inversiones es el impuesto a la salida de divisas en 2022, pasando del 5% al 4%.

Otra meta es alcanzar mayor apertura a la inversión privada en el sector petrolero, para lo cual se prevé delegar áreas de Petroecuador mediante contratos de participación, donde la empresa privada tomaría las inversiones a cambio de obtener un porcentaje de la producción petrolera.

A esto se suma el objetivo de concretar acuerdos comerciales. Son alrededor de 10 tratados con mercados considerados estratégicos los que se buscarían alcanzar. El objetivo más cercano es concretar en el primer trimestre un acuerdo con México para formar parte de la Alianza del Pacífico en 2022.

Políticas públicas para contener efectos de la pandemia

Los retos que tiene la economía para alcanzar un crecimiento sostenible son enormes. El desempleo a noviembre de 2021 alcanzó el 4,4% de la población económicamente activa, mientras que el subempleo se ubicó en 24,5% y el empleo adecuado subió a 33,7%. A estos retos se suma la necesidad de poner las finanzas públicas en orden y cerrar paulatinamente el déficit fiscal, para lo cual el país se encuentra bajo un programa con el FMI y ha enrumbado acciones para hacerlo. Políticas en materia de calidad del gasto público, promoción del empleo y lucha contra la corrupción son imperativas para alcanzar una recuperación plena y maximizar los recursos destinados a la recuperación. Además, es necesario el impulso de programas para combatir la inseguridad y la violencia profundizada tras la crisis.

2021 fue el año en el cual el mundo cambió el rumbo en contra de la pandemia. Ahora 2022 estará dominado por la necesidad de ajustarnos a nuevas realidades, reformuladas por la crisis en áreas económicas, financieras y sociales. El año que concluye fue de adaptación a las secuelas pos-COVID, aprendimos a retomar nuestras actividades con restricciones y bajo una nueva normalidad. El 2022 pinta ahora como el año en el cual podemos retomar la senda de la recuperación económica.

Remesas representan 3,8% del PIB y llegan principalmente por canales bancarios

Remesas representan 3,8% del PIB y llegan principalmente por canales bancarios

Por: Andrea Villarreal y Nicolás Estrella
Departamento Económico Asobanca

El comportamiento de las remesas en Ecuador alcanzó un desempeño récord. De acuerdo con los datos del Banco Central del Ecuador (BCE), las remesas recibidas entre abril y junio de este 2021 alcanzaron los USD 1.088 millones, cifra superior en 61% comparado con el mismo periodo de 2020. De este flujo, el 50,2% de remesas se canalizaron a través de la banca privada. El crecimiento de remesas se da por la recuperación de las economías avanzadas y en particular, por los estímulos que Estados Unidos entregó en el contexto de la pandemia.

Según diversos estudios, las divisas que envían los inmigrantes desde el exterior a sus países de origen actúan como un mecanismo de financiamiento especialmente para los estratos socio económicos vulnerables al aumentar su nivel de ingresos y permitir a las familias hacer frente a las crisis (Ratha, 2013). Asimismo, las remesas son una herramienta contra cíclica para que las familias enfrenten shocks externos que pueden afectar su bienestar (UNDP, 2011). 

En un contexto de dolarización, el ingreso de estas divisas fortalece el consumo, la liquidez y, por tanto, incide en el desempeño del Producto Interno Bruto. El arribo de divisas no solo facilitó que en el segundo trimestre del año (abril-junio), el consumo de las familias se incremente 10,5% frente al mismo periodo de 2020, sino que, además, en términos anuales (últimos cuatro trimestres consecutivos), la participación de las remesas representó para el país el 3,8% del PIB alcanzando los USD 3.947 millones.

Al analizar las remesas recibidas por continente de origen, en el segundo trimestre del año, América obtuvo el 70,4% de participación dentro del total, seguido de Europa y el resto del mundo con el 29,3% y 0,4%, respectivamente. Dentro de los principales países de origen de las remesas, destaca Estados Unidos que contribuyó con el 63% del total de remesas recibidas, al sumar USD 688 millones. Por su parte, España obtuvo una participación del 21% en el segundo trimestre, al sumar USD 233 millones; e Italia en tercer lugar con el 4,3% de participación.

Según Mundaca (2009), la repercusión de las remesas en el crecimiento económico de los países depende principalmente de la existencia de una importante intermediación financiera. En el caso de Ecuador para junio 2021, el 50,2% de las remesas recibidas fueron canalizadas por la banca privada. Esta mayor participación se apalanca en el incremento del uso de medios de pago electrónicos por parte de los usuarios del sistema financiero. De acuerdo con los datos del BCE para el año 2010, los pagos por medios electrónicos representaban apenas el 46% del PIB nacional. Sin embargo, para el año 2020 estos crecieron 89 puntos porcentuales, alcanzando una participación del 135% del PIB (BCE, 2020). La prominente digitalización e innovación del sistema financiero permite incrementar los servicios financieros de la banca, además de contribuir con la inclusión financiera.

Por otro lado, entre el primer y segundo trimestre de 2021, las remesas recibidas llegaron principalmente a la Sierra ecuatoriana, al sumar USD 654 millones, con un crecimiento anual del 68%. Asimismo, el 37% del total de las remesas que ingresaron al país en este periodo, tuvieron como destino la región Costa, cifra que alcanzó los USD 399 millones, con un crecimiento anual del 49%. A nivel de provincias, Guayas contribuye con el 27,6% (USD 300 millones), seguido por Azuay con el 21,9% (USD 238 millones) y Pichincha con el 16,5% (USD 180 millones). 

Remesas enviadas

Las remesas que son enviadas desde Ecuador hacia el resto del mundo también muestran un desempeño creciente. Al cierre del segundo trimestre de 2021, las remesas enviadas sumaron un total de USD 160 millones, con una variación anual del 69%. Entre los principales países receptores están: Colombia (59%), México (15%) y Perú (9%). Desde la Sierra ecuatoriana se enviaron USD 99 millones (62%), seguida por la región Costa con una cifra cercana a los USD 50 millones (32%) y la Amazonía con un total de USD 10 millones (6%). 

El crecimiento del flujo de las remesas hacia y desde Ecuador está marcado por la recuperación económica del mundo post pandemia. En este sentido, el sistema financiero nacional ha jugado un rol fundamental en la facilitación de transacciones físicas y digitales aún en los momentos de mayor confinamiento. Esto incluye el ingreso y salida de remesas de forma ágil y segura. La banca se ha mostrado resiliente y abierta a una transformación digital que permita proveer una mayor cantidad de servicios para los usuarios, como en el caso de las remesas. Sin embargo, la economía nacional atraviesa una serie de retos económicos para los próximos años que podrían mermar los efectos positivos de las remesas en el incremento de la producción nacional, por lo cual, resulta imperativo la ejecución de planes económicos que permitan aprovechar el ingreso de divisas en el fortalecimiento de la economía nacional y de su sistema financiero.

Bibliografía:

BCE. (2020). Documento Estadístico de los Medios de Pago Electrónicos en Ecuador. Obtenido de Banco Central del Ecuador: https://contenido.bce.fin.ec/documentos/Administracion/snp-estadistica-1.pdf

Mundaca, G. (2009). Remittances, Financial Market Development, and Economic Growth: The Case of Latin America and the Caribbean. Review of Development Economics, 288-303.

Ratha, D. (Septiembre de 2013). The impact of remittances on economic growth and poverty reduction. Obtenido de Migration Policy Institute: https://saxafimedia.com/wp-content/uploads/2019/08/Remittances-PovertyReduction.pdf

UNDP. (2011). The Stability and Countercyclicality of Remittances in the Context of External Economic Shocks . En U. N. Programme, Towards Human Resilience: Sustaining MDG progress in an age of economic uncertainty (págs. 129-136). New York: UNDP.