Educación e Inclusión Financiera
Quién no ha tenido épocas de “vacas flacas”, en donde ha sido necesario ajustarse el bolsillo, debido a mayores gastos, a imprevistos financieros o quizás a menores ventas en los negocios o la pérdida de un empleo.
Estas situaciones, acompañadas de una mala planificación financiera a nivel personal, ocasiona que el dinero no alcance hasta el fin de mes, lo que se convierte en todo un desafío de tratar de cumplir con las obligaciones financieras comunes.
Por eso, comenzar a ahorrar resulta muy importante, pero puede ser complicado, especialmente cuando los ingresos son limitados. Sin embargo, hay varias claves que permiten a las personas ahorrar, incluso cuando los ingresos personales son bajos. Entre ellas:
1.- Adoptar metas de ahorro realistas: Todas las personas deben definir metas de ahorro realistas que permitan cumplir con sus objetivos de ahorro.
El informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) denominado “Construyendo un futuro mejor para todos: Una visión de las finanzas para el desarrollo”, advierte que las personas deben tener un plan claro para comenzar a ahorrar, para priorizar sus gastos y para tomar decisiones informadas sobre cómo utilizar su dinero, especialmente a la hora de atender una emergencia o para cumplir metas a largo plazo.
2.- Reducir gastos innecesarios: Un elemento clave para ahorrar es reducir los gastos innecesarios. Según el estudio “Reduciendo la desigualdad de ingresos y mejorando el bienestar en América Latina y el Caribe» del Fondo Monetario Internacional (FMI), las personas con escasos ingresos gastan en mayor proporción en transporte, vivienda y alimentos. Una de las recomendaciones para reducir los costos de estos ítems es cocinar -con más frecuencia- en casa, en lugar de comer en un restaurante y, a la hora de arrendar, por ejemplo, buscar opciones de viviendas más asequibles.
3.- Ahorrar lo que se pueda, pero de forma planificada: Si una persona tiene pocos ingresos, una de las recomendaciones es ahorrar aunque sean pequeñas cantidades de dinero, lo que marcará la diferencia en el largo plazo.
Según el estudio del BID antes mencionado, ahorrar solo el 5% de los ingresos mensuales puede generar una gran diferencia en el futuro. Entre esos ahorros está: guardar el cambio sobrante (o vuelto) en un frasco o en un lugar seguro; o ahorrar una cierta cantidad de dinero cada semana, que, con el paso del tiempo, servirá para cumplir metas.
Al respecto, Asobanca recomienda aplicar el método 50/30/20:
El 50% de tus ingresos debes destinarlos a cubrir gastos fijos, aquellos que se repiten mes a mes, o año a año.
- Vivienda: hipoteca, alquiler y mantenimiento
- Servicios básicos: luz, agua y calefacción
- Educación
- Transporte
- Alimentación
El 30%, en cambio, debe ser destinado a cubrir gastos variables, aquellos que solo son algunas veces al año, o de forma puntual.
- Ocio y tiempo libre: paseos, comida en restaurantes, cine, ropa, entre otros.
Y, el 20% de los ingresos mensuales destinarlos al ahorro.
4.- Usar herramientas financieras: Las cuentas de ahorro y las aplicaciones de gestión de gastos son algunas de las herramientas financieras que permiten a las personas ahorrar y controlar sus gastos. Según el artículo «Las nuevas tecnologías y la inclusión financieras en América Latina y el Caribe» de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), utilizar herramientas financieras ayuda a tomar decisiones financieras más informadas y establecer metas de ahorro realistas.
Reducir o eliminar malos hábitos
Para emprender un método de ahorro es necesario que la persona identifique cuánto está gastando cada mes. Y para ello, es necesario eliminar o tratar de reducir algunas costumbres financieras:
- Reducir los gastos hormiga: Este tipo de compras son frecuentes, como comidas fuera de casa, salidas con amigos, membresías sin usar, vestimenta, entretenimiento, entre otros. Estos son algunos de los gastos que se evidencian, sobre todo, en las personas solteras. Lo más recomendable es destinar un porcentaje del ingreso mensual a estos gastos, sin sobrepasar el 30% de los ingresos de cada mes.
- Compras por impulso: Este tipo de compras son realizadas sin analizar si son necesarias o no y es posible que sean utilizadas en una sola ocasión.
El dinero que se ahorra permite afrontar situaciones de emergencia, como una enfermedad o quedarse sin trabajo; alcanzar metas de corto plazo, como comprar bienes y servicios más costosos (por ejemplo, una computadora, un celular, irse de vacaciones) o de más largo plazo, como comprar una vivienda o un automóvil; y da seguridad y bienestar a futuro.
Otra de las recomendaciones que se exponen en las campañas de educación financiera es que las personas establezcan una meta de ahorro, es decir, un objetivo claro. Esta meta debe ser concreta y alcanzable, estableciendo un plazo definido para conseguirla. En caso de tener varias metas, es conveniente que la persona defina prioridades y determine qué metas pueden esperar un tiempo más.
En definitiva, comenzar a ahorrar teniendo pocos ingresos puede ser un desafío. Sin embargo, con la planificación, la persona puede comenzar a ahorrar con poco dinero, permitiéndole cumplir con sus metas y objetivos a corto y mediano plazo.
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Innovación y Banca Digital
La banca ecuatoriana ha sido uno de los sectores con mayores crecimientos en digitalización. De hecho, en Ecuador, cerca del 90% de los servicios bancarios están disponibles vía digital, a través de páginas web, las aplicaciones para el celular; los asistentes virtuales tipo chatbots; los sistemas de pago sin contacto, los tokens de acceso, los sistemas de doble verificación, los “wearables”, entre otros servicios más.
El incremento de los canales digitales y la adaptación de los modelos de negocios bancarios a la digitalización está acompañado de fuertes esquemas de seguridad, con la finalidad de reducir las diferentes modalidades de ciberataques al sector y, por supuesto a sus clientes.
Los bancos ecuatorianos están respondiendo al reto de la digitalización y la ciberseguridad. Precisamente, el sector bancario privado es uno de los más regulados y controlados en el país, y en este escenario, actúa siempre apegado a todas las disposiciones en el ámbito de la ciberseguridad que le corresponden y también cumple los más altos estándares que aplica la industria a nivel mundial.
Un ejemplo es la Norma de Riesgo Operativo expedida por la Superintendencia de Bancos, que les permite a los bancos adecuar sus actividades para afrontar los diferentes riesgos que se presentan, como la vulneración de la seguridad de la información bancaria.
Los bancos cumplen e incluso superan esta y otras normativas y de esa forma, ante eventuales ciberataques, actúan por medio de robustos protocolos de seguridad, que buscan en última instancia evitar un impacto en la actividad financiera de sus clientes.
Los bancos privados realizan importantes inversiones en el desarrollo de tecnologías para blindar y fortalecer la seguridad en los servicios que ofrecen a los clientes. Los presupuestos asignados se destinan, entre otros, al refuerzo y protección de las plataformas y medios digitales; en recursos humanos; en servicios tecnológicos y a la vez en la generación de capacidades.
Las inversiones han permitido que las entidades bancarias desarrollen innovadores servicios y canales digitales que permiten a la par mejorar la experiencia de los clientes y, contar con estrategias de gestión, de respuesta y de recuperación ante incidentes de seguridad digital.
El incremento de la digitalización en la banca planteó desafíos importantes, como el aumento de amenazas y ataques de ciberdelincuentes, algo que no solo ha ocurrido en Ecuador, sino en todo el mundo. Los ataques, además, no solo apuntan a clientes del sistema financiero, sino también a los usuarios de otros sectores que usan servicios en la web.
Una muestra de ello es el informe Brand Phishing Report de Check Point Research (octubre, 2022), en donde también se muestran las marcas que fueron atacadas por los ciberdelincuentes en sus intentos por robar información personal o credenciales de pago de las personas entre julio y septiembre de 2022.
La empresa más atacada durante el tercer trimestre de 2022 fue DHL, representando el 22% de todos los intentos de phishing en todo el mundo. La empresa tecnológica Microsoft ocupa el segundo lugar, con el 16% de timos y LinkedIn está en tercer puesto, con el 11% de los ataques, frente al 52% del primer trimestre y el 45% del segundo trimestre de este año.
Ciberdelitos en Ecuador
Según cifras de la Policía Nacional, los delitos cibernéticos en Ecuador, a partir de la pandemia, han aumentado debido al aceleramiento de la transformación digital. En 2020, la institución atendió 682 pedidos de investigación. En 2021 fueron 1.851 procesos y en 2022, la Unidad de Ciberdelitos de la Policía ha recibido 1.400 pedidos de investigación. El delito que más es el de la apropiación fraudulenta por dispositivos electrónicos.
Uno de los mecanismos más usados para cometer los ciberdelitos, según la Policía, es el ‘phishing’, que consiste en engañar a las personas para que compartan información personal como contraseñas y número de tarjetas de crédito.
«Por lo general, los supuestos mensajes de entidades bancarias que envían los ciberdelincuentes tienen un carácter de urgente y son remitidos desde páginas fraudulentas. Si una persona recibe un mail así, alerte a la Fiscalía y al banco “, alertó Gonzalo García, jefe de la Unidad de Ciberdelitos de la Policía Nacional.
Precisamente, reportes de prensa internacional señalan que los eventos de phishing, de ingeniería social, y de software espía (malware o troyanos) son los más frecuentes contra los usuarios de los servicios financieros.
Por eso, además de fortalecer sus propios sistemas, los bancos privados y la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca), impulsan campañas de educación financiera para que sus clientes implementen medidas de ciberseguridad a la hora de realizar una transacción bancaria.
Incluso, se ha coordinado con la Policía Nacional del Ecuador, el impulso de campañas de comunicación conjuntas dirigidas a la ciudadanía para que no sean presa fácil de los ciberdelincuentes en fraudes u otra modalidad de delitos virtuales que se han incrementado tras la pandemia.
Entre las principales recomendaciones a la ciudadanía está el no compartir información personal a través de sus redes o medios digitales, que se mantengan atentos ante los ataques de delincuentes informáticos a través de correos electrónicos fraudulentos, y que implementen protocolos específicos ante un ciberataque, entre otras.
La educación financiera junto con la educación en temas digitales son pilares fundamentales que ayudan a los usuarios a aprovechar de mejor manera los beneficios que brindan las herramientas tecnológicas, y esta es una tarea de muchos actores.
Banca digital
El enfoque en la innovación y digitalización de los productos y servicios financieros ocurre a la par del fortalecimiento de las medidas de ciberseguridad, que son prioridades para los bancos privados del Ecuador. Las instituciones financieras han hecho importantes inversiones los últimos 20 años para consolidar su liderazgo en este aspecto.
El resultado de este enfoque quedó demostrado en 2020, cuando por las restricciones y confinamientos para enfrentar el COVID-19, de la noche a la mañana, los sistemas operativos de los bancos recibieron sin problemas tanto a antiguos y nuevos clientes, con un alto incremento de transacciones digitales, lo que permitió a todos los ecuatorianos mantener sus actividades productivas.
Según el estudio El Avance de la Banca Digital en Ecuador (Asobanca, Julio 2022), el número de personas que usaron los canales digitales (plataformas web y aplicaciones celulares) para realizar transacciones bancarias pasó de 1,2 millones a 4,3 millones de personas entre 2019 y 2021, lo que representa un aumento de 261% (3,1 millones) en ese periodo de tiempo.
El canal que ganó más participación tras la pandemia es el móvil (digital) pasando de 4,6% (23 millones) a 24,9% (173 millones de transacciones). Por otro lado, el canal que perdió mayor participación frente a 2019 fue el físico de ventanillas (10,2 puntos porcentuales). De esta manera, se observa la mayor participación de los canales digitales debido a la comodidad, seguridad y servicios complementarios que ofrecen (ahorros, pagos, consultas, etc.), a diferencia de los canales físicos, los cuales según la evidencia implican costos de movilización y transporte (Kantar, 2022).
Según el estudio de Asobanca, el canal móvil, mediante el cual se realizan transacciones a través de aplicaciones que los bancos proveen vía celular, tiene 4,3 millones de usuarios, lo que representa un aumento de 261% (3,1 millones) durante 2019 a 2021. Por el móvil se transaccionaron USD 30.758 millones en 2021.
Las cifras muestran la priorización y el enfoque que los bancos de Ecuador han dado al ampliar estos canales digitales porque brindan más seguridad, comodidad, agilidad y mayores facilidades en la experiencia bancaria a los clientes, además de que propicia una mayor inclusión financiera, aunque a la vez, se convierte en un reto importante para proteger de los ciberdelincuentes.
Además de los beneficios para los clientes, el desarrollo de plataformas digitales evita la circulación de dinero en efectivo, el mismo que además de los retos de seguridad, tiene un costo logístico elevado para el Banco Central del Ecuador (BCE) y, por ende, para el país.
Un mayor uso de transacciones digitales combate actos delincuenciales. Al respecto, las entidades bancarias han desarrollado programas y estrategias de educación financiera que hacen énfasis en impulsar y usar apropiadamente las herramientas digitales en el sector bancario y de esa forma reducir el uso de efectivo.
Consejos para evitar ser víctima de los ciberdelincuentes
Estos son algunos de los consejos básicos de ciberseguridad para evitar problemas:
- Ser cautos en el uso de sus claves y usuarios de canales digitales. Por ejemplo, los dispositivos y aplicaciones móviles deben tener su contraseña propia y cada tres meses debe ser renovada. Las claves son personales e intransferibles y no deben ser guardadas en las redes sociales ni en el blog de notas.
- Instalar un antivirus con licencia en los equipos con los que se realizan las operaciones bancarias. También existen antivirus para celulares.
- En el caso de cambio de equipos móviles de comunicación (celulares) o correos electrónicos, debe informarse inmediatamente a la institución bancaria pues regularmente son estos los mecanismos los que se usan para recibir notificaciones sobre operaciones o claves.
- La persona debe alertar a las operadoras telefónicas en el caso de que su teléfono pierde señal de forma constante. Esa es una alerta de un posible robo de datos personales.
- No responder correos electrónicos o comunicaciones en general en donde le soliciten información de tipo personal y claves.
- Los bancos no solicitan, por ningún medio como correo electrónico, página web o teléfono, la actualización de tus datos de contacto o financieros, tales como correo electrónico, contraseñas o información de tus cuentas.
- El usuario de la banca web debe alertar a su banco y a la Fiscalía cuando reciba un correo electrónico en donde se indica que algo sucederá si no realiza una acción inmediata. Es muy probable que, si accede a los enlaces del correo, le llevarán a páginas falsas donde solicitan sus credenciales o información confidencial como números de tarjetas y contraseñas.
- Considerar como señal de alerta los correos y páginas web escritos con faltas de ortografía o errores de sintaxis en las frases.
- Descargar las aplicaciones de las tiendas móviles oficiales o de las páginas de los bancos.
- No usar cualquier computadora, especialmente las de cybers, para realizar transacciones en la banca web, debido a que no tiene protección.
- No conectarse a través de las redes de internet públicas, como las disponibles en parques y avenidas, para realizar transacciones bancarias. Estas redes no están protegidas.
- Se recomienda a la ciudadanía evitar lugares y situaciones peligrosas, con el fin de evitar ser víctima de robos.
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Innovación y Banca Digital
Imagínese que una persona tiene un excedente de dinero y quiere ahorrar, pero no sabe dónde. A la par, existe otra persona que necesita dinero para hacer crecer su negocio. Los bancos juegan un papel crucial para ser el puente entre esos casos.
En el artículo ¿Qué es un banco?, el Fondo Monetario Internacional (FMI, 2012) señala que el banco es una institución que “pone relación a los ahorristas y prestatarios y contribuye al buen funcionamiento de la economía”.
Los bancos tienen como principal función captar fondos (o depósitos) de la ciudadanía, para prestarlos, total o parcialmente, a quienes más lo necesitan.
Esa labor clave se llama intermediación financiera, es decir, son un puente que conecta a aquellas personas que tienen recursos disponibles con aquellos que les falta recursos para sus proyectos y necesitan que alguien se los preste. El banco paga un valor (tasa de interés pasiva) a quien deposita su dinero y cobra un valor (tasa de interés activa) a quien recibe el dinero a través de un crédito.
“Tanto los depositantes como los prestatarios pueden ser personas y hogares, empresas financieras y no financieras, o gobiernos nacionales y locales. Los depósitos pueden ser a la vista (por ejemplo, una cuenta corriente) o tener algunas restricciones (como los depósitos a plazo y las cuentas de ahorro)”, señala el FMI.
En otras palabras, la intermediación financiera ocurre cuando un grupo de personas deposita su dinero en una entidad financiera y este mismo dinero se presta a otras personas que lo necesitan para la compra de bienes y servicios o para actividades productivas. De esta manera, el ahorro de un grupo de personas se convierte en recursos para otros.
Este manejo, precisamente, debe hacerse con prudencia y responsabilidad. Por eso, el Banco Interamericano de Desarrollo (2005) reconoce que la mayoría de las actividades de los bancos están relacionadas con la distribución eficiente de los recursos, siendo agentes fundamentales en la colocación del capital requerido para el desarrollo económico. Esto significa que, los bancos redireccionan los ahorros de las personas -con excedentes de dinero- hacia aquellas que no tienen, con la perspectiva de vincularla hacia la inversión, lo que facilita el desarrollo de las actividades productivas.
Concesión de créditos y resguardo de depósitos
El FMI señala que la actividad de intermediación financiera implica una “transformación de los vencimientos”, es decir, los pasivos a corto plazo (depósitos) se convierten en activos a largo plazo (préstamos). Es una combinación en la que todos salen ganando.
Por eso, la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca) señala que los bancos manejan con prudencia y responsabilidad los depósitos de los ecuatorianos; y también seguirá apoyando -como lo ha venido haciendo hasta ahora- en la reactivación económica del país a través de créditos para los negocios y familias que lo requieran, siempre siendo otorgados de manera prudente, técnica y responsable.
Según cifras de la Superintendencia de Bancos (SB), la cartera de crédito de la banca privada cerró en USD 38.331 millones a noviembre de 2022, un 16% (USD 5.248 millones) más que el mismo mes de 2021, cifra que demuestra que las colocaciones crediticias impulsan la cadena productiva, debido a su efecto multiplicador.
El reporte de la SB señala que además de la cartera de crédito, los depósitos también continúan creciendo. El saldo de las captaciones bancarias (o depósitos) cerró a noviembre de 2022 en USD 42.118 millones, un 6,2% más que la cifra de noviembre de 2021. Esto significa USD 2.463 millones adicionales en el último año.
En línea con el manejo técnico y responsable, que es uno de los principales compromisos de los bancos privados, el sector se mantiene con buenos indicadores de liquidez y cobertura, para tranquilidad de todos sus clientes. La liquidez bancaria se ubicó en 24,55% a noviembre de 2022.
En tanto, el nivel de cobertura bancaria fue de 284,6% a noviembre de 2022. Esto significa que la banca privada cuenta con provisiones que son 2,8 veces superiores a la cartera de crédito improductiva, es decir, para cubrir aquella cartera que está en mora. Este indicador creció 10 puntos porcentuales con respecto a noviembre de 2021.
El constante crecimiento de los depósitos es una muestra de la confianza de los más de 7 millones de clientes en la banca privada, debido a la solidez, estabilidad y seguridad que les brinda.
El sistema bancario privado representa un pilar fundamental para impulsar la recuperación económica, gracias a la creciente provisión del crédito y también al mantenerse como el resguardo de los recursos de sus depositantes.
Conclusión
Entonces ¿de quién es el dinero que está en los bancos? Los recursos pertenecen a sus clientes, por eso, las entidades financieras deben ser prudentes a la hora de otorgar créditos para no poner en riesgo el dinero de los depositantes.
En caso de que un deudor no pueda pagar esa obligación, el banco absorbe el riesgo para que el ahorrador no pierda su dinero, y, de esta manera, lo resguarda.
En definitiva, los bancos cumplen con varios roles clave:
- Facilitan el movimiento del dinero entre quienes pueden ahorrar y quienes necesitan un préstamo.
- Son motores del crecimiento de la economía.
- Impulsan el crecimiento económico de las personas y de las empresas, y finalmente del país.
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Educación e Inclusión Financiera, Finanzas Sostenibles
El rol de intermediación financiera de la banca es clave para la canalización de liquidez a empresas y personas.
Es a través de ese rol que se convierte en un actor fundamental para promover el desarrollo sostenible de los sectores productivos y de consumo del país. Con una visión estratégica y bien orientada, los bancos privados caminan con pasos firmes para incidir en las diferentes industrias del país promoviendo a través del otorgamiento de créditos que sus clientes implementen aspectos ambientales, sociales y de gobernanza en sus proyectos (ASG, por sus siglas en inglés).
Con estos parámetros, la banca apoya a través de productos crediticios a proyectos de construcción sostenible; a los emprendimientos de las mujeres; al reciclaje y gestión de residuos; a impulsar la producción más limpia; al desarrollo de proyectos de agricultura, acuacultura y manufactura sostenible; a la adquisición de vehículos híbridos y eléctricos, a la compra de equipos de alta eficiencia energética y de generación alternativa de electricidad, entre otros.
El trabajo de los bancos -por mejorar el bienestar financiero de sus clientes y de la sociedad, y a su vez de construir un ecosistema de sostenibilidad en el país- tiene muchos años, tiempo en el que han desarrollado e implementado iniciativas y estándares internacionales de sostenibilidad, generando estrategias y acciones que impacten de forma positiva en la sociedad.
Uno de los hitos más importantes ocurrió en 2016, cuando los bancos firmaron el Protocolo de Finanzas Sostenibles de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca), que concretó una estrategia de finanzas sostenibles para el sector.
El protocolo es una iniciativa estratégica que ha promovido que los bancos privados gestionen una agenda coordinada y estratégica de avances y profundización en la temática. Entre las acciones adoptadas, está la implementación, desde 2017, del Sistema de Administración de Riesgos Ambientales y Sociales (SARAS) que permite identificar y mitigar el impacto ambiental y social cuando se otorgan créditos productivos en sectores específicos.
El recorrido del sector bancario por las finanzas sostenibles no queda allí. En diciembre de 2019, nueve bancos ecuatorianos -y por primera vez todos juntos en bloque- se adhirieron a los Principios de Banca Responsable, impulsado por la Iniciativa Financiera del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP FI, por sus siglas en inglés).
Con esta singular adhesión, Ecuador fue el país con la mayor cantidad de bancos privados adheridos a este acuerdo en ese momento. La idea de los Principios de Banca Responsable es que además de que los bancos alineen sus negocios al Acuerdo de París, a los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) y a otros marcos internacionales, también gestionen diversos ámbitos con una visión de sostenibilidad integral.
Estos son los seis principios de Banca Responsable:
- Alineamiento: satisfacer las necesidades de los clientes y la sociedad.
- Impacto y fijación de objetivos: los bancos deben identificar, evaluar y reducir el impacto que sus actividades tienen sobre las personas y el medio ambiente para crear economías más verdes.
- Clientes y usuarios: trabajar con los clientes para fomentar prácticas sostenibles y acompañarlos hacia modelos más responsables con el clima y el medio ambiente.
- Partes interesadas: cuando los bancos se asocian con sus pares, inversionistas, clientes, colaboradores, proveedores, reguladores y otros grupos de interés externos pueden incrementar el cambio a una escala superior.
- Gobernanza y cultura: es importante el apoyo de la entidad bancaria para que el colaborador integre la sostenibilidad en su trabajo y decisiones.
- Transparencia y responsabilidad: los bancos deben revisar periódicamente los principios con transparencia y responsabilidad.
María Eugenia Sosa, coordinadora regional UNEP FI, señala que el primer paso para cumplir con los Principios de Banca Responsable es que las entidades financieras analicen sus portafolios para identificar a los sectores que están financiando y sus impactos en su objetivo de alcanzar una economía con cero emisiones de carbono. Esta es una tarea que la banca de Ecuador ya inició.
En esa misma perspectiva de impulsar una banca sostenible, durante 2021 y 2022, dos bancos ecuatorianos se sumaron a la Alianza Bancaria para Emisiones Netas Cero (NZBA, por sus siglas en inglés), que tiene como meta que las emisiones de carbono derivadas de los portafolios de crédito e inversiones de las instituciones financieras alcancen las emisiones netas cero para 2050, es decir en 28 años.
Analizar el portafolio de inversiones para impulsar créditos es uno de los primeros retos que tienen los bancos que se sumaron a la NZBA, alianza auspiciada por la UNEP FI, que a octubre de 2022 está conformada por más de 491 instituciones financieras mundiales, entre ellas bancos ecuatorianos.
Para lograr este objetivo los bancos deben facilitar financiamiento a sus clientes para que desarrollen proyectos de energía renovable, de eficiencia energética e inversiones agrícolas climáticamente inteligentes, entre otras, para lograr que los negocios transiten a modelos de bajo carbono.
Luego de cinco años de la firma de este Protocolo, los bancos miembros de la Asobanca suscribieron un acta para renovar su compromiso con las finanzas sostenibles, en noviembre de 2021.
Financiamiento internacional
Producto del trabajo en términos de sostenibilidad bajo estándares internacionales y por su manejo técnico que ha derivado en estabilidad, solvencia, solidez y confianza de entidades internacionales, los bancos privados han recibido USD 1.150 millones en financiamiento de los organismos multilaterales entre 2020 y octubre de 2022. Los recursos son destinados, por ejemplo, a iniciativas de finanzas sostenibles, enfocadas al financiamiento social, es decir, para género, micro, pequeñas y medianas empresas lideradas por mujeres; y también para el financiamiento verde.
Los recursos provienen principalmente del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), BID Invest, la Corporación Financiera Internacional (IFC), Bancos Holandés de Desarrollo (FMO), FIN DEV de Canadá y Grupo Aliado S.A.
Además, estos esfuerzos para impulsar las finanzas sostenibles han impulsado que varios bancos ecuatorianos emitan cinco bonos temáticos por USD 360 millones para financiamientos verdes y financiamiento social:
- 2019: Primera emisión de bono verde por USD 150 millones.
- 2020: Primera emisión de bono social por USD 20 millones
- 2022: Emisión de tres nuevos bonos; un bono sostenible por USD 50 millones, un bono de género por USD 100 millones y la primera emisión privada en la región de un bono azul por USD 40 millones.
La emisión de bonos temáticos es suscrita o comprada por inversionistas nacionales o internacionales. En el caso de los emitidos en el país, han sido suscritos por instituciones financieras de desarrollo (DFI por sus siglas en inglés). Posteriormente, el dinero obtenido por la venta de estos bonos ha sido y será utilizado por los bancos ecuatorianos para otorgar créditos verdes y sociales, en función del que haya sido su compromiso al emitirlos.
Tanto el financiamiento de los organismos multilaterales, además de los recursos obtenidos por la emisión de bonos temáticos, así como las estrategias de los bancos privados por la creación de nuevos productos ha permitido que la cartera de financiamiento sostenible (social + verde) alcance los USD 1.902 millones en 2021, lo que representa un crecimiento de 66,3% (USD 758 millones) con respecto a 2020. El financiamiento sostenible se compone de 83,6% de financiamiento social y 16,4% de financiamiento verde.
La cartera de productos crediticios verdes, es decir, dirigidos a financiar proyectos que abordan el cuidado ambiental y el cambio climático, es quizás el enfoque más visible de las finanzas sostenibles en el Ecuador.
Asobanca levantó un registro de los montos colocados bajo esta etiqueta conocida como “créditos verdes”.
De acuerdo con los últimos datos recopilados por Asobanca, en 2019 los bancos privados colocaron en créditos verdes un total de USD 202 millones, luego en 2020 la cifra ascendió a USD 200 millones y en 2021 el monto de créditos verdes llegó a USD 312 millones y se destinó, sobre todo, al segmento productivo. En 2021, de los USD 312 millones de cartera de crédito verde, USD 239 millones (77%) fueron al segmento productivo; USD 31 millones (10%) al consumo y USD 42 millones (13%) al segmento vivienda.
El financiamiento verde no es nuevo. Desde 2012 ya se comenzaron a registrar productos crediticios dirigidos a proyectos con enfoque ambiental en la banca privada, es importante mencionar que incluso antes de ese año las entidades ya financiaban iniciativas amigables con el medio ambiente, pero, por lo novedoso del mercado en aquella época, esos recursos no se registraban bajo la etiqueta de “crédito verde” aunque en esencia, lo eran.
Y, respecto al financiamiento social, en 2019 los bancos privados colocaron USD 309 millones, luego en el año 2020 la cifra creció hasta USD 944 millones y en el año 2021, alcanzó USD 1.590 millones. Los proyectos que se financian en esta categoría son principalmente aquellos enfocados en microcrédito con enfoque en género, madres cabezas de hogar, emprendedoras que mantienen a su familia, entre otros proyectos.
La mayoría del financiamiento social se destina al microcrédito. Según la Asobanca, de los USD 1.590 millones de cartera de crédito social en 2021, USD 839 millones (53%) se destinaron al microcrédito, USD 464 millones (29%) al sector productivo y USD 287 millones (18%) al consumo.
Los proyectos más recientes
La agenda de trabajo a favor de las finanzas sostenibles continúa en este año 2022: el proyecto más reciente de los bancos ecuatorianos ha sido financiado por FMO y BID Invest y contempla tres componentes:
- El desarrollo de 22 guías sectoriales, herramientas que establecen lineamientos para otorgar financiamiento, identificando y mitigando riesgos ambientales y sociales en los sectores productivos de Ecuador.
- La creación de un portal web para medir el desempeño de los bancos en finanzas sostenibles, con el objetivo de tener un benchmark nacional e internacional que genere información y nuevas oportunidades para el sector.
- La realización de un estudio de mercado que analice el desarrollo de las finanzas sostenibles en Ecuador y que se convierta en una referencia para profundizar las actividades en este ámbito a largo plazo.
Las 22 guías sectoriales que incorpora este nuevo proyecto se suman a 12 guías que se habían ya desarrollado en 2021. Con estas 34 guías, el Ecuador sería el país con el mayor número de guías sectoriales de la región, lo que permitirá a los bancos seguir aportando en la concesión de créditos con un enfoque ambiental y social.
Estas guías sectoriales son instrumentos que complementan el SARAS, en la identificación y mitigación de riesgos enfocados en un sector productivo específico.
¿Por qué es importante el financiamiento sostenible?
La Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) alerta que el financiamiento de proyectos con malas prácticas ambientales y sociales es una amenaza para el sector financiero porque los bancos podrían verse expuestos a riesgos de crédito, jurídicos, de reputación e imagen.
Para evitar estos riesgos, la publicación “SARAS: Una oportunidad para instituciones financieras”, la AFD y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) recomiendan la implementación del SARAS porque permitirá a las entidades bancarias diseñar un sistema de gestión de riesgos adaptado a sus procesos.
Según la AFD, este sistema permite a la institución financiera mejorar la calidad general de la cartera de préstamos y fomentar procedimientos eficaces para cumplir con la normativa local y los estándares internacionales. Además, de acceder a nuevas fuentes de financiamiento.
En definitiva, el financiamiento sostenible ha ido ganando terreno porque es clave para cambiar el modelo de desarrollo de la sociedad y los bancos privados tienen el compromiso de seguir trabajando en una agenda de finanzas sostenibles.
Por Wilmer Torres Peña
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Educación e Inclusión Financiera
La pandemia de la COVID-19 provocó, entre otras cosas, un retroceso de 10 años en los niveles de participación laboral de las mujeres en América Latina, de 12 años en la pobreza y de 20 años en la pobreza extrema (CEPAL, 2022), sin embargo, no todo fue negativo.
En otro ámbito, la pandemia se convirtió en el catalizador de una mayor inclusión financiera porque impulsó las transacciones digitales y la expansión de los servicios financieros formales a nivel global. Y, Ecuador no fue la excepción.
La inclusión financiera hace referencia al acceso a servicios financieros formales, como el crédito, el ahorro, los seguros y los servicios de pago y transferencias formales, y su uso por parte de hogares y empresas, bajo el marco de estabilidad financiera para el sistema y los usuarios, señala el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD, por sus siglas en inglés) señala que la inclusión financiera está atada, además, a la calidad de los productos y servicios. Para la OECD, el proceso de promoción de un acceso asequible, oportuno y adecuado a una amplia gama de servicios y productos financieros regulados y la ampliación de su uso hacia todos los segmentos de la sociedad mediante la aplicación de enfoques innovadores hechos a la medida, incluyendo actividades de sensibilización y educación financiera con el objetivo de promover tanto el bienestar financiero como la inclusión económica y social.
Los bancos privados del país trabajan desde hace varios años en estrategias y acciones para que exista una mayor inclusión financiera en Ecuador. Se han aliado con organismos multilaterales, entidades del sector público y la academia, han invertido en la expansión acelerada de los corresponsales no bancarios -CNB-, en sólidas y seguras plataformas y aplicaciones digitales, y además en desplegar importantes campañas y acciones de educación financiera.
Todos estos esfuerzos sobre inclusión financiera en el país se han visto reflejados en el último reporte del Global Findex 2021. Este informe, elaborado por Banco Mundial (BM), recoge información de 123 economías mundiales, entre ellas la ecuatoriana, sobre el acceso, el uso y la calidad de los servicios financieros de las personas mayores de 15 años.
Según el reporte del Banco Mundial con corte al 2021, el 64,2% de la población mayor a 15 años en Ecuador tiene una cuenta en las instituciones del sistema financiero formal: banco, cooperativa o mutualista. Este resultado representa un crecimiento de 13,3 puntos porcentuales desde la última medición en 2017, lo que convierte a Ecuador en el séptimo país con mayor porcentaje de población con una cuenta bancaria en América Latina y el Caribe. Aunque todavía está por debajo del promedio de América Latina, el incremento también obedece a los esfuerzos de los bancos privados en la ampliación, digitalización y creación de nuevos productos y servicios financieros que sean adecuados a la realidad de distintos segmentos de clientes.
Mientras que el 36% de la población del país todavía está excluida de una cuenta bancaria. Este indicador demuestra la necesidad de construir una estrategia nacional de inclusión y de educación financiera.
Los mayores beneficiados
Pero ¿quiénes son los que más se benefician de la inclusión financiera? según Global Findex 2021, son los segmentos poblacionales más vulnerables de Ecuador. Para ese año, el 59% de las personas mayores a 15 años que pertenecen al 40% más pobre de la población reportaron poseer una cuenta formal. En 2017, ese indicador alcanzaba el 33,4%.
“Una cuenta bancaria formal contribuye al acceso de servicios financieros complementarios que mitigan la pobreza y la desigualdad”, señala el libro Inclusión Financiera y Estabilidad: Cuestiones de política actuales (Alfred Hannig y Stefan Jansen, 2010).
Mientras que el boletín del Banco Mundial denominado “La COVID-19 impulsó la adopción de los servicios financieros digitales” señala que el incremento en el acceso a una cuenta bancaria crea nuevas oportunidades económicas, reduce la brecha de género y “genera resiliencia de los hogares para gestionar mejor las crisis financieras”.
Pese a estos avances, el informe de Global Findex 2021 alerta sobre retos de inclusión financiera: solamente el 15% de las mujeres en Ecuador tiene acceso a un crédito en el sistema financiero formal, esto representa un crecimiento de apenas 4 puntos porcentuales comparado con 2017 (11%). Mientras la participación de los hombres creció en 9 puntos porcentuales entre 2017 (23%) y 2021 (32%).
Más crédito
Tener una cuenta bancaria permite acceder a crédito formal. Precisamente, es uno de los requisitos que solicitan los bancos antes de entregar financiamiento. El país ha registrado un constante crecimiento en la entrega de créditos.
A septiembre de 2022, la cartera de crédito de la banca privada cerró en USD 37.639 millones, un 17,3% más (USD 5.545 millones más) que el mismo mes de 2021, según datos de la Superintendencia de Bancos.
Aunque existe un crecimiento sostenido en este indicador, hasta 2021, solo dos de cada 10 personas mayores de 15 años accedieron a un crédito formal en una institución financiera, según el Global Findex.
Que más personas accedan a un crédito formal es uno de los desafíos para combatir el financiamiento informal (chulco), el cual cobra una tasa de interés de 1.200% promedio anual, como lo muestra un estudio de Equifax (agosto, 2021). Por eso, un mayor acceso impulsa la economía del país a partir de los encadenamientos productivos que genera el financiamiento formal.
La inclusión financiera también es importante porque las personas que tienen una cuenta bancaria pueden acceder a otros servicios financieros, como el ahorro y los pagos.
Según la Superintendencia de Bancos, a septiembre de 2022, los depósitos de ahorros de la banca privada aumentaron un 6% respecto al mismo mes de 2021, al pasar de USD 10.446 millones a USD 11.072 millones. Eso refleja que los clientes han encontrado en los bancos un refugio seguro para sus ahorros, debido a su solidez, confianza y seguridad que les brinda.
Acceso a una tarjeta, otra forma de inclusión
El acceso a una tarjeta de crédito y débito es otra forma de inclusión financiera. Los datos del Global Findex señalan que la población ecuatoriana que reportó tener una tarjeta de crédito pasó de un 28% a 38% entre 2017 y 2021, mientras que, en ese mismo periodo, el acceso a una tarjeta de débito pasó del 9% al 15%.
Pero, por los bajos niveles de educación financiera, solo cuatro de cada 10 ecuatorianos con tarjeta de crédito realizan el pago mínimo de su estado de cuenta mensual, lo que podría ocasionar la acumulación de la deuda con el consiguiente riesgo de estabilidad en la situación económica familiar.
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Transformación digital, un aspecto clave de la inclusión financiera
Uno de los mecanismos que tienen los bancos ecuatorianos para ampliar la inclusión financiera es trabajar en una mayor digitalización de los servicios bancarios.
En el país hay mayor acceso a Internet y a dispositivos móviles inteligentes. Según el reporte “2022 Global Overview” de We are Social y Hootsuite, el número de personas con Internet en Ecuador se incrementó 65% entre 2012 y 2022, al pasar de 4,8 a 13,6 millones. Además, al 2022 existen 15,9 millones de celulares en el país.
Este crecimiento vertiginoso ha permitido que más personas accedan a servicios digitales en la banca, que han sido reforzados con importantes inversiones en innovaciones tecnológicas con el objetivo de ampliar las soluciones digitales.
Adicionalmente, los bancos realizan un gran trabajo en ampliar su cobertura a través Corresponsales no Bancarios (CNBs) a nivel nacional. De esta forma los usuarios pueden usar servicios financieros en las tiendas, farmacias, micro mercados o pequeños comercios en ubicaciones remotas en donde no existen agencias bancarias.
El trabajo en mejores servicios financieros fue reflejado en el estudio “El avance de la banca digital en Ecuador” (Asobanca, julio 2022), que determinó que la mayor cantidad de transacciones bancarias en 2021 ocurrió por medios digitales.
Del total de los 695 millones de transacciones en 2021, el 41,1%, o 285 millones, fueron por canales digitales (móvil e internet), seguido por el 37,1% por físicos (ventanilla y corresponsales no bancarios – CNB) y el 21,8% por canales remotos (cajeros), según el estudio.
Es así como, uno de los desafíos es fomentar, a nivel de todo el sistema financiero nacional, la implementación de tecnologías seguras, ágiles y eficientes que permitan responder de forma inmediata a los cambios del mercado, tal y como lo hicieron los bancos. Esto permitirá ampliar la inclusión, el acceso, uso y la calidad de los productos financieros.
Pese a los avances señalados anteriormente, todavía existen desafíos para seguir incrementando la inclusión financiera. Al respecto, se requiere el involucramiento articulado y sostenido de varios actores, como gobierno, sistema financiero público y privado, organizaciones de la sociedad civil, entre otros, con la finalidad de construir una estrategia nacional de educación financiera.
Una estrategia de educación financiera permitiría a la población aprender a manejar de mejor manera sus recursos y tomar decisiones financieras que les ayuden a alcanzar una mejor calidad de vida.
Por Wilmer Torres Peña
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