Educación financiera para jóvenes: El gran desafío está en el seguimiento y medición de los resultados

La mente de los niños es como una poderosa esponja lista para absorber conocimientos. Se sabe que mientras más joven es una persona, más fácil le resulta aprender algo.

Sabiendo esta importante característica de la mente durante la infancia, hay publicaciones y especialistas que recomiendan impartir alfabetización financiera a las personas desde la niñez, debido a que es más fácil enseñar a un niño o a un adolescente cómo debe comportarse cuando genere su propio dinero, que educar a un adulto para que cambie su comportamiento en el manejo de sus finanzas.

En la investigación “La Educación Financiera en Ecuador. Su inserción en el Sistema de Educación Regular”, realizada por Eliana Santamaría, se señala que el grado de alfabetización financiera afecta el nivel y la calidad de la administración personal y familiar e incide directamente en la calidad de la participación ciudadana de la persona.  

Sabiendo su importancia, ¿qué estamos haciendo en nuestros países al respecto? ¿Qué tan bien vamos?

Según un estudio realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD) sobre Estrategias Nacionales de Inclusión y Educación Financiera, publicado en 2020, la mayor parte de las estrategias de educación financiera que se llevan a cabo en América Latina tienen como público objetivo niños y jóvenes. Una parte importante de la estrategia de educación financiera para niños se concentra en actividades como la celebración de la semana o el día de la educación financiera.

Estas iniciativas son instrumentos que permiten coordinar acciones de índole educativo, informativo y comunicacional dentro de un período de tiempo limitado.  “Es también una oportunidad para las instituciones, ya sea que estas estén involucradas o no de manera directa en la estrategia, de presentar y promover sus iniciativas directas”, dice el informe.

La OECD, de hecho, promueve cada año la Global Money Week en la que participan 175 países, incluyendo a Ecuador.

Pero pese al trabajo que se realiza desde el sector privado y público en programas de educación financiera para niños y jóvenes, uno de los principales desafíos que se enfrenta todavía es la falta de monitoreo, seguimiento y medición del impacto de las iniciativas que se implementan, dice el informe de la OECD.

Si queremos saber cómo mejorar y qué más hace falta fortalecer en este aspecto, es necesario dar seguimiento a los objetivos establecidos y a la evolución de los programas, con base en el cumplimiento de las metas.

El análisis de la OECD señala que en las estrategias nacionales estudiadas se encontró que todas parten de objetivos generales y específicos claramente establecidos, sin embargo, son pocos los países que reportaron dar seguimiento al cumplimiento. “A ello se suma el hecho de que, en muchos casos, no se han desarrollado indicadores que permitan medir los objetivos o metas establecidos inicialmente, para con ello realizar un seguimiento y evaluación efectivos”.

Un paso importante en lo relacionado a la medición del impacto de las iniciativas de educación financiera en niños y jóvenes se dio en 2012, cuando se incluyó a este tema como una de las categorías de las evaluaciones PISA (Programme for International Student Assessment), que se realizan cada tres años a adolescentes de unos 20 países.

Este estudio ha mostrado que, en la categoría de educación financiera, los tres países de América Latina que participan (Brasil, Chile y Perú) están por debajo del promedio que los países que forman parte de la OECD, que son naciones de ingresos medios y altos. Sin embargo, la buena noticia es que han mostrado mejorías. Entre la evaluación de 2015 y 2018, Brasil mejoró 27 puntos; Chile mejoró 19 puntos y Perú, 8 puntos.

En Ecuador es importante destacar que existen programas de educación financiera diseñados por los bancos privados, en donde se ofrecen útiles herramientas para que los niños y jóvenes comiencen procesos de alfabetización financiera de manera gratuita. Sin embargo, todavía hay más camino por recorrer, puesto que el país no ha sido parte de estas pruebas PISA, ni se han implementado estrategias nacionales en las escuelas y colegios.

Nuestro vecino Perú, en cambio, da pasos más acelerados que podríamos imitar.

Verónica Frisancho, economista senior en el Departamento de Investigación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ha realizado importantes estudios sobre el impacto de la alfabetización de educación financiera en las escuelas de Perú.

En ese país, desde el año 2016, se ha implementado un programa en alianza público- privada para impartir educación financiera en escuelas públicas. Ella cuenta que los resultados impresionan.

El programa aumentó los conocimientos financieros y el autocontrol de los jóvenes, con el beneficio añadido de mejores notas en todo el currículo escolar, dijo Frisancho en el artículo Los programas de alfabetización financiera pueden beneficiar tanto a los niños como a los adultos, publicado en 2018.

La autora reconoció que es difícil saber con total certeza cómo estas transformaciones influirán en el comportamiento financiero cuando los niños y jóvenes tengan acceso al sistema financiero formal. Sin embargo, acotó que el programa de 2016 tuvo como resultado un aumento de 1,2 puntos porcentuales en el número de alumnos que comparaban precios antes de comprar; un aumento de 1,3 puntos porcentuales en los alumnos que ahorraban en lugar de pedir prestado para comprar algo que no podían pagar, y un aumento de 1,1 puntos porcentuales en el número de alumnos que hablaban con sus padres sobre las decisiones financieras del hogar.

Y añadió que también sorprendió el efecto del programa en los profesores que fueron capacitados para impartirlo a los niños y adolescentes. “Observamos que el programa cambió significativamente el comportamiento financiero de los profesores, que recibieron una formación y enseñaron el material en sus clases. El propio ejercicio de repetir el material que habían aprendido en su formación reforzó sus conocimientos y generó mejoras reales en su conocimiento y comportamiento”.

Otros desafíos en lo referente a educación financiera, según la OECD es la falta de recursos humanos especializados para la preparación de contenidos, la identificación de canales privados de difusión masiva y gratuita y la falta de presupuesto.