*Enrique Guerrero creó Azul Jeans en Quito, hoy tiene cinco locales*
Por: Evelyn Tapia
Como cuando una madre orgullosa habla de un hijo, así habla Marcia Rosero de su negocio de ropa “Novedades Danielita”, ubicado en el sur de Quito.
Detrás del mostrador cuelgan las prendas de vestir que vende en su local. Allí, Marcia habla de aquella receta para emprender “su negocito”, como le llama ella. “Empecé desde cero, con esfuerzo, dedicación, sacrificio y constancia, eso es lo que más se necesita en la vida”, señala.
Enrique Guerrero también se delata orgulloso de su emprendimiento. Cuando mira hacia atrás se da cuenta que ha cumplido su sueño: ser su propio jefe. Enrique recuerda que han pasado 20 años desde que él y su familia decidieron comenzar con un local de venta de jeans. Hoy, Azul Jeans cuenta con cinco locales.
Historias como las de Marcia y Enrique abundan en Ecuador, uno de los países de la región con la más alta tasa de emprendimiento. En 2019 Ecuador presentó una Tasa de Actividad Emprendedora Temprana (TEA) de 36,2%; esto significa que alrededor de 3,6 millones de habitantes estuvieron involucrados en la puesta en marcha de un negocio, de acuerdo con el Global Entrepreneurship Monitor Ecuador 2019/2020.
Marcia y Enrique, que contaban con talante y empeño para ir tras sus metas, también reconocen que, para tener éxito con su receta emprendedora requirieron a la banca privada, una aliada que los apoyó con el capital que requerían.
El microcrédito que recibieron estos emprendedores los conectó con sus metas; en el caso de Enrique, por ejemplo, le ayudó para ampliarse con más locales.
El microcrédito es un ingrediente importante que ha ayudado a incrementar la inclusión financiera en el país e impulsa el crecimiento productivo del país. De acuerdo con los últimos datos de la Superintendencia de Bancos, la cartera de microcrédito fue la que más creció en 2021. La banca privada entregó USD 2.110 millones en nuevos microcréditos entre enero y diciembre de 2021; esto representa un incremento de 63% (USD 812 millones adicionales) frente a igual período de 2020.
¿Qué es un microcrédito?
Es el crédito que se concede a una persona, empresa o a un grupo de personas con garantía solidaria, siempre y cuando tengan una actividad económica que genere ventas anuales iguales o menores a USD 100.000.
La mayor parte de entidades financieras especializadas en microcrédito no se fondean de los depósitos de sus clientes, como sucede en otro tipo de crédito, sino de aportes exteriores de organismos multilaterales, ya que se ajustan a la naturaleza de los microcréditos.
¿Cuál es el desafío del microcrédito?
Llegar a más clientes de microcrédito requiere de estrategias distintas a las de otro tipo de crédito; por ejemplo, los bancos deben aplicar consultorías muy personalizadas a cada cliente, se trata de un acompañamiento con un asesor de crédito profesional, pero que también sea cercano al cliente, para así guiarlo en el uso de los recursos, ayudarlo en la construcción de su flujo de caja para determinar su capacidad de pago sin comprometer su capacidad de endeudamiento. Además, el personal del ente debe muchas veces trasladarse a zonas periféricas y rurales que demandan más tiempo y recursos.
Así, la banca privada trabaja constantemente para avanzar en la profundización de la bancarización a nivel nacional, aún más en las áreas rurales que representan un segmento importante de demanda de microcrédito. La banca es ese puente que conecta a aquellos emprendedores con esas metas que anhelan.
Por Andrea Villarreal. Directora del Departamento económico de Asobanca
Es difícil resumir en pocas líneas el año 2021 y el enorme cambio que trajo a la economía ecuatoriana. Posiblemente fue un año con los más grandes desafíos e incertidumbres, pero también muchos aciertos en materia económica y social que hoy permiten que el 2022 inicie con expectativas a favor, pese a que la pandemia siga.
Según el Banco Central del Ecuador (BCE), el cierre de 2021 fue mejor de lo esperado debido al comportamiento de crédito, al exitoso plan de vacunación, las exportaciones petroleras y remesas. Pero ¿qué fue lo más destacable en materia económica en 2021? La forma en la cual Ecuador contuvo la pandemia mediante el masivo plan de vacunación, lo cual permitió que las actividades retomen su cauce.
Sin duda, no podemos esperar resultados distintos haciendo siempre lo mismo. En un país donde por mucho tiempo se enviaron las señales equivocadas al mundo, se ahuyentó la inversión, se amenazó con no pagar las deudas y, de hecho, se las incumplió. Hoy se ofrece un panorama diferente, encaminado a recuperar la credibilidad nacional e internacional, así como generar un marco que abra la puerta a transformaciones en materia social, económica y financiera.
Pese a que las acciones marcan un rumbo distinto, las expectativas para este año todavía lucen complejas. Ante una nueva ola de contagios sacudiendo al mundo, cierre de las economías y nuevas cepas, Ecuador tiene el desafío de, al igual que el año que terminó, cerrar 2022 con un desempeño mejor de lo esperado. Para este año, el BCE estima un crecimiento del 2,5%. Cabe indicar que los organismos multilaterales son más optimistas sobre el desempeño de la economía este año. El Banco Mundial estima que el PIB de Ecuador alcance 3,4% y el Fondo Monetario Internacional 3,5% en 2022.
Hay cinco factores que podrían potenciar el crecimiento económico de Ecuador este año: la evolución del crédito, precio del petróleo, acceso a financiamiento, atracción de inversiones y la implementación de políticas que permitan superar las secuelas de la pandemia.
Comportamiento del crédito
La dinamización del crédito en 2021, que se aceleró cuando las actividades económicas pudieron reabrir, es una de las principales razones para el mejor desempeño económico alcanzado en 2021. En este contexto, más de 6,35 millones de nuevas operaciones de crédito fueron desembolsadas por la banca privada entre enero y noviembre de 2021, esto es, un 14% más que en igual período de 2020 (765 816 operaciones adicionales).
En este periodo, la banca colocó 23 017 millones de dólares en nuevos créditos, lo que representa un incremento de 9% frente a igual período de 2020 (1912 millones adicionales), de acuerdo con las cifras reportadas por el BCE. El consecutivo crecimiento de la colocación de nuevos créditos durante el 2021 es una buena noticia para todos los ecuatorianos y para la economía en su conjunto.
Estas cifras evidencian el apoyo del sector bancario al país en el proceso de recuperación. Colocar nuevos créditos ha permitido mantener y ampliar negocios, generar más empleo y dinamizar la productividad. Además, siete de cada diez dólares de nuevos créditos entregados entre enero y noviembre de 2021 se destinaron a los sectores productivos (microcrédito, crédito para la vivienda y crédito productivo).
Precio del petróleo
Los precios de petróleo mantienen una expectativa al alza debido a acuerdos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados. A inicios de enero, la organización anunció que continuaría aumentando la producción de crudo. Otros factores que influyen son la disminución de las reservas de crudo en los inventarios de Estados Unidos, así como el incremento en la demanda por época invernal y reactivación económica. Analistas apuntan que el precio por barril de crudo podría llegar a superar los USD 100 en 2022. A inicios de enero, el barril de petróleo West Texas Intermediate, el de referencia para Ecuador, cotizó en USD 77,8 por barril. Para el país esto es favorable ya que significan mayores ingresos para el Presupuesto General del Estado.
Pese a estas perspectivas al alza, el país tiene el reto de superar los problemas que paralizaron los oleoductos. El 8 de diciembre pasado se suspendió el transporte de petróleo debido al riesgo de derrumbes y socavones en la zona. El 30 de diciembre el Sistema de Oleoducto Transecuatoriano de Petroecuador retomó el transporte de petróleo. Asimismo, OCP restauró las operaciones el 31 de diciembre de 2021 y el ITT lo hizo a inicios de enero.
Acceso a financiamiento
La posibilidad de volver a los mercados internacionales con emisión de bonos significa para el país la opción de tener fuentes adicionales de recursos para el financiamiento de obras y proyectos. La última vez que Ecuador emitió bonos soberanos fue en septiembre de 2019, durante el gobierno del expresidente Lenin Moreno. La aprobación de la reforma tributaria, cumplir el acuerdo con el FMI y las acciones tomadas en materia de reformas plantean un escenario favorable para retornar a los mercados.
A esto se suma el financiamiento de organismos internacionales que llegaría al país en el primer trimestre del año. Se espera la aprobación de desembolsos por alrededor de 1400 millones de dólares desde el FMI, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo y Banco de Desarrollo de América Latina.
Inversión
El BCE espera que la inversión aumente 4,9% en 2022, impulsado por una mayor inyección de capitales en los sectores petrolero y minero. Para lograrlo se plantean varios mecanismos que fortalezcan la inversión que, al segundo trimestre de 2021, alcanzó en apenas el 1,1% del PIB.
En esta línea, se espera que el Gobierno envíe un proyecto para atraer inversiones, el cual pretende reformar la Ley de Alianzas Público-Privadas, mejorar el marco normativo para las zonas francas y dinamizar el mercado de valores. Otra estrategia para atraer inversiones es el impuesto a la salida de divisas en 2022, pasando del 5% al 4%.
Otra meta es alcanzar mayor apertura a la inversión privada en el sector petrolero, para lo cual se prevé delegar áreas de Petroecuador mediante contratos de participación, donde la empresa privada tomaría las inversiones a cambio de obtener un porcentaje de la producción petrolera.
A esto se suma el objetivo de concretar acuerdos comerciales. Son alrededor de 10 tratados con mercados considerados estratégicos los que se buscarían alcanzar. El objetivo más cercano es concretar en el primer trimestre un acuerdo con México para formar parte de la Alianza del Pacífico en 2022.
Políticas públicas para contener efectos de la pandemia
Los retos que tiene la economía para alcanzar un crecimiento sostenible son enormes. El desempleo a noviembre de 2021 alcanzó el 4,4% de la población económicamente activa, mientras que el subempleo se ubicó en 24,5% y el empleo adecuado subió a 33,7%. A estos retos se suma la necesidad de poner las finanzas públicas en orden y cerrar paulatinamente el déficit fiscal, para lo cual el país se encuentra bajo un programa con el FMI y ha enrumbado acciones para hacerlo. Políticas en materia de calidad del gasto público, promoción del empleo y lucha contra la corrupción son imperativas para alcanzar una recuperación plena y maximizar los recursos destinados a la recuperación. Además, es necesario el impulso de programas para combatir la inseguridad y la violencia profundizada tras la crisis.
2021 fue el año en el cual el mundo cambió el rumbo en contra de la pandemia. Ahora 2022 estará dominado por la necesidad de ajustarnos a nuevas realidades, reformuladas por la crisis en áreas económicas, financieras y sociales. El año que concluye fue de adaptación a las secuelas pos-COVID, aprendimos a retomar nuestras actividades con restricciones y bajo una nueva normalidad. El 2022 pinta ahora como el año en el cual podemos retomar la senda de la recuperación económica.
Enero es el mes de los nuevos comienzos. En el primer mes del año nos planteamos metas que a veces incluyen retomar cosas que dejamos a medias mientras transcurría el año anterior.
Enero nos invita a hacer esa lista en la que nos planteamos, por ejemplo, volver a comer sano, retomar la rutina en el gimnasio o una de las más famosas: intentar ahorrar de nuevo.
¿Ya ha intentado ser una persona que ahorra y no lo ha logrado? Ahorrar es una meta importante que le permitirá mejorar su calidad de vida y no tiene por qué ser imposible. En Ecuador la mayoría de los ciudadanos no ahorra. De acuerdo con una encuesta realizada por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) en mayo de 2021, seis de cada diez ecuatorianos no ahorran y tres de cada cinco no tienen una meta de ahorro.
Si este 2022 quiere dejar de ser parte de estas estadísticas, tome en cuenta estas cinco claves básicas para todo ahorrador primerizo.
No irá a ningún lado sin una meta
Fije una meta para su ahorro. Es común fallar en el propósito de ahorrar cuando decidimos “ahorrar por ahorrar” sin ningún objetivo y sin establecer el tiempo en el que lo quiere lograr. Establezca metas de ahorro a corto plazo si es la primera vez que va a ahorrar. Por ejemplo, ahorre pequeños montos para comprar una nueva casita para su perro. Una vez que se haya habituado a cumplir las pequeñas metas podrá plantearse objetivos más a mediano y largo plazo, como reunir el dinero para ir al próximo mundial o para comprar la camioneta para su negocio.
Pasito a pasito
No sobreestime sus capacidades. Si nunca ha ahorrado y de pronto decide hacerlo comience siendo realista, es muy posible que no le resulte sencillo ahorrar grandes cantidades de dinero si nunca antes lo ha hecho. Lo mejor es comenzar poco a poco con montos apropiados de acuerdo a sus ingresos.
Haga un presupuesto
Registre sus ingresos y gastos por escrito mes a mes, a esto se le conoce como presupuesto. Identificar cuánto realmente ingresa a su bolsillo y cuánto y cómo gasta ese dinero es clave para saber cuánto podrá ahorrar. Identifique cuáles son sus gastos fijos y necesarios y aquellos que son superfluos y podrían recortarse. El dinero que queda luego de restar los gastos de los ingresos es aquel que podrá usar para su fondo de ahorro.
No se estrese con los porcentajes
Algunos expertos recomiendan ahorrar el 10% de los ingresos, otros sugieren el 20%. Tranquilo, el porcentaje ideal para ahorrar no existe. Incluso existen mecanismos de ahorro que no tienen que ver con un porcentaje, como por ejemplo el famoso reto de las 52 semanas (que es el número de semanas que tiene el año), que se logra ahorrando una cantidad de dinero que va en aumento cada semana. No importa la cantidad de dinero, importa que cree el hábito con constancia y compromiso.
Hágalo a su estilo, pero hágalo
Busque la forma que le resulte más práctica para ahorrar. Puede usar el clásico mecanismo de los sobres y alcancías o también puede abrir una cuenta de ahorros en un banco, distinta a la que usa para sus gastos del día a día, en donde deposite el monto destinado al ahorro. Si se considera olvidadizo, también puede contratar los servicios de ahorro programado que ofrecen los bancos para guardar automáticamente el dinero o descargar aplicaciones móviles que tienen recordatorios y otras opciones para gestionar su ahorro.
No olvide estas claves y este 2022 podrá ser un año distinto en el que cumpla sus metas, lo logrará si se compromete a respetar ese monto de ahorro, no se vale hacer trampa.
Por: David Granizo Departamento Económico Asobanca
El desempeño económico del Ecuador para 2021 será mejor de lo esperado. La última previsión de crecimiento presentada por el Banco Central del Ecuador (BCE) en noviembre 2021 es de 3,5%. Es decir, 0,5 puntos porcentuales mejor que la estimación de agosto (3%). Esta mejora en la previsión de crecimiento está apalancada en cuatro factores: el plan de vacunación; el aumento del crédito del sistema financiero nacional; el buen desempeño de las exportaciones y; el aumento del flujo de remesas. Dentro de estos factores, las entidades bancarias han tenido un rol fundamental durante la pandemia y, en la etapa de recuperación, han sido un importante aliado para los depositantes, canalizado cada vez más créditos conforme se ha reactivado la demanda en el país.
En medio de la crisis sin precedentes que afrontó el país, el sistema bancario ecuatoriano demostró ser un importante aliado para la reactivación económica. El rol que cumplen los bancos de recibir recursos en forma de depósitos de personas, hogares o empresas se fundamenta en la confianza y las entidades bancarias han demostrado su manejo técnico al salvaguardar adecuadamente los depósitos de sus clientes. A su vez, los bancos destinan estos recursos a través de créditos que dinamizan la economía y permiten cubrir necesidades de financiamiento en el país. Este rol de intermediación financiera lo realizan con una adecuada administración del riesgo, manteniendo, aún en la crisis más profunda del país, buen desempeño en los indicadores de solidez, liquidez y solvencia. En 2021, el comportamiento de los depósitos fue favorable al mantener una tendencia positiva en el crecimiento anual durante todos los meses. Según la Superintendencia de Bancos a noviembre 2021, los depósitos suman USD 39.654 millones, cifra que es 11,2% más alta que el mismo mes de 2020 (USD 4.001 millones) y 23,2% superior a 2019 (USD 7.477 millones). El Gráfico 1 muestra la composición de los depósitos: los de plazo sumaron USD 14.857 millones (37,5% del total), con un crecimiento de 11% con noviembre de 2020 (USD 1.474 millones); seguido por los depósitos monetarios que fueron de USD 12.668 millones (31,9% del total), valor 12,6% mayor (USD 1.416 millones). Luego se encuentran los depósitos de ahorro con un valor de USD 10.236 millones (25,8% del total), el cual es 12% mayor (USD 1.097 millones). Por último, otros depósitos representan USD 1.893 millones (4,8% del total), con una variación anual positiva de 0,7%.
Los depósitos en los bancos se incrementaron por mayor dinamismo de los depósitos monetarios y de ahorros; así como el constante crecimiento de los de plazo. Este desempeño muestra que la confianza en los bancos se mantiene gracias a la administración que demuestra en sus recursos, principalmente durante estos años difíciles.
EVOLUCIÓN DE LOS DEPÓSITOS
Respecto a la cartera de crédito, los últimos datos muestran que asciende a USD 33.083 millones en noviembre 2021, esto representa un crecimiento de 13,4% (USD 3.899 millones) con relación al mismo mes del año anterior y de 11,8% (USD 3.493 millones) frente a 2019. Este desempeño demuestra el acompañamiento de la banca ecuatoriana en la reactivación económica del país otorgando más créditos para cumplir con la demanda e impulsando el desarrollo económico de diversos sectores, especialmente productivos. El 61% (USD 20.132 millones) de los saldos de crédito entregados a noviembre 2021 se destinan para los sectores productivos del país, que incluyen microempresas, empresas, comercios y corporaciones. Mientras que el restante 39% (12.951 millones) es para el consumo de las familias ecuatorianas. El Gráfico 2 muestra que el saldo de la cartera del segmento productivo fue de USD 15.289 millones, cifra que es 17,6% mayor que el mismo mes del 2020 (USD 2.292 millones); le sigue el de consumo con USD 12.951 millones, y con un crecimiento de 9,4% (USD 1.117 millones); después está el de microcrédito con USD 2.547 millones, lo que significa un aumento de 26,6% (USD 536 millones). El segmento de microcrédito es el de mayor crecimiento. Este resultado se debe al apoyo a un sector que fue afectado por la pandemia, así como el constante impulso a las iniciativas de bancarización de las mujeres, favoreciendo a su inclusión financiera y a la reducción de la brecha de género en nuestra sociedad. En la cartera de microcrédito de los bancos privados, que representan más de las tres cuartas partes del total, las mujeres conforman más del 50% de sus clientes.
EVOLUCIÓN DEL CRÉDITO
Por otro lado, la información del Banco Central muestra que los bancos entregaron USD 20.785 millones en nuevos créditos entre enero a octubre de 2021, valor 9% mayor (USD 1.720) que en el mismo periodo de 2020, además representa el 73,5% del total del sistema financiero privado (USD 28.288 millones). Mientras que el número de operaciones fue de 5,8 millones, lo que significa un aumento de 14% (705 mil operaciones) que de enero a octubre 2020. El monto otorgado se divide en USD 14.487 millones (70%) a los segmentos productivos y USD 6.298 (30%) millones al segmento de consumo. Cabe indicar, que los nuevos créditos del microcrédito crecen en 62,4% anual (USD 653 millones adicionales). Las actividades de administrar depósitos y canalizar créditos estuvieron acompañadas con servicios que permitieron que no se interrumpan las transferencias bancarias. Es así como la banca ecuatoriana profundizó en el país otros medios de transacciones que ya venían desarrollando debido a la mejora continua de procesos para el beneficio de sus clientes. Estos servicios ofrecidos buscan optimizar la gestión de riesgo de los créditos; además de brindar alivio cercano a las empresas y hogares.
SERVICIOS FINANCIEROS DE LA BANCA EN 2021
El uso de tarjeta de débito también aumentó; las transacciones fueron de 6,4 millones a abril 2021, lo que representa un aumento de 133% (3,7 millones de transacciones) con respecto al mismo mes de 2020. Mientras que las realizadas con tarjeta de crédito se redujeron, estas fueron 15,3 millones a marzo de 2021, valor 7,7% menor (1,3 millones de transacciones) que la de marzo 2020. Sin embargo, el 14% de las transacciones con tarjeta de crédito se realizaron por internet, lo que muestra un crecimiento anual de 29% en el uso de la tarjeta por este medio. Actualmente, alrededor del 90% de los servicios bancarios están disponibles en canales digitales, hay bancos que incluso llegan al 99% de sus servicios. Los botones digitales de pago (cobro virtual en páginas web o aplicaciones) crecieron 3.000% entre marzo de 2020 a agosto 2021 (15 meses), pasando de 210 a 6.938, según la Superintendencia de Bancos. Estas nuevas tecnologías han sido beneficiosas porque han permitido mejorar la oferta de servicios financieros y disminuir los costos de operación. Según datos del INEC a diciembre 2020, el 70,7% de personas de 5 años o más usaron internet en los últimos 12 meses y el 53,2% de los hogares tienen acceso a internet. Sin embargo, aún existe un segmento de la población que no utiliza estos medios, por lo que otra alternativa de servicio ofrecido por los bancos a sus clientes, son los corresponsales no bancarios (CNB) (empresas que colaboran con instituciones financieras para que puedan prestar sus servicios). En Ecuador se registraron 35.973 CNB en abril 2021, lo que es 27% (7.653) más que en abril 2020 y 37% (9.720) más que en 2019. Los bancos han aportado de diversas maneras en la reactivación económica del país, puesto que su administración preventiva y proactiva del riesgo permitió buenos resultados en sus indicadores financieros, defendiendo la estabilidad financiera. Es así como la banca privada seguirá cumpliendo con los estándares de gestión y crecimiento de cartera, siempre precautelando el servicio a sus clientes y manteniendo la confianza de estos.
Artículo publicado el 22 de diciembre de 2021 en Diario El Universo
La demanda de créditos verdes mantiene un crecimiento sostenido a escala nacional. En el país, de acuerdo con la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca), son cuatro las entidades que tienen dentro de su portafolio el financiamiento verde: ProCredit, Produbanco, Pichincha y Bolivariano.
Los bancos que otorgan este tipo de financiamiento aseguran que, en lo que va del 2021, se registra una fuerte inclinación por parte de los clientes hacia la inversión verde y sostenible, aun en un escenario en el que la pandemia por el COVID-19 continúa.
El crecimiento registrado se refleja en el número de operaciones crediticias que han crecido entre uno y dos dígitos. Por ejemplo, Banco Pichincha pasó de 547 operaciones en 2019 a 4.551 hasta octubre de este año. ProCredit llegó a más de 300 créditos otorgados en lo que va del 2021, el doble de lo registrado en 2019.
El analista económico y catedrático Guillermo Granja afirma que este comportamiento al alza se da, en parte, porque cada vez son más las empresas y personas que están comprometidas con la conservación del medioambiente. Para Granja, existe una corriente marcada de personas que apuntan a proteger el planeta, lo que impulsa la dinamización de este segmento de crédito.
Según David Grey, presidente del Comité de Finanzas Sostenibles de Asobanca, si bien desde 2012 ya se comenzaron a registrar productos especializados de crédito verde en el país, no fue sino hasta 2020 cuando el Comité de Finanzas Sostenibles realizó el registro de los montos colocados bajo esta etiqueta conocida como “créditos verdes”.
El gremio destaca que, en el último lustro, con la firma del Protocolo de Finanzas Sostenibles se ha dado paso a que los bancos privados desarrollen cada vez más productos verdes.
Un punto a considerar, dice Grey, es que el financiamiento sostenible no solo incluye el crédito verde. Más bien abre un paraguas de productos destinados a mitigar el impacto social, con líneas para financiar microempresas, sectores vulnerables, negocios liderados por mujeres, entre otros.
Destino de los créditos
Los créditos verdes están destinados tanto a empresas como a personas naturales. De acuerdo con Asobanca, los recursos que otorgan los bancos se canalizan para proyectos de eficiencia energética, tecnologías eficientes, cambios de maquinaria e infraestructura, créditos verdes para pymes, para vehículos amigables con el ambiente, entre otros.
ProCredit explicó que, en el caso de las personas naturales, las líneas están destinadas a inversiones en viviendas sostenibles, energía renovable o en autos eléctricos. En el caso de las empresas, en cambio, el enfoque principal es en la maquinaria con alta eficiencia, uso eficiente de otros recursos, economía circular, reciclaje o gestión de residuos y el uso de energías limpias, detalló Katarina Zdraljevic, jefa de la Unidad de Gestión Ambiental de la entidad.
Hasta noviembre de 2021, la entidad ha desembolsado cerca $ 42 millones en créditos verdes.
En Banco Pichincha se apuesta por financiar rubros como el de la agricultura sostenible a través de sus Biocréditos. Desde 2019 hasta octubre del 2021, por ejemplo, este segmento ha concentrado al menos la mitad de todos los recursos verdes colocados.
En los diez primeros meses de 2021, la entidad otorgó $ 105 millones para financiar proyectos de agricultura sostenible, unos $ 44 millones más que en 2020. A este segmento le siguen construcción y vivienda sostenible y transportación, destaca Ignacio Maldonado, vicepresidente ejecutivo de Negocios de Banco Pichincha.
Produbanco, en cambio, registra desde 2016 hasta el cierre de noviembre de 2021 que se han generado 429 operaciones de crédito por $ 293 millones dentro del programa Líneas Verdes.
La mayor parte de estos recursos ha sido destinada al desarrollo sostenible de agricultura (34 %), acuacultura (30 %) y manufactura (24 %), principalmente enfocado al desarrollo de procesos productivos eficientes.
José Ricaurte, vicepresidente de Banca Minorista de Produbanco, dijo, además, que los beneficiarios de los créditos pueden trabajar directamente con consultores especializados en materia de sostenibilidad de cara a la mejora de sus procesos productivos.
Asobanca registra que los bancos privados colocaron $ 215 millones en créditos verdes durante 2020.
Principales hitos de la agenda de financiamiento sostenible
2016: Firma del Protocolo de Finanzas Sostenibles para comenzar a construir una estrategia de finanzas sostenibles para el sector.
2017: Creación del Comité de Finanzas Sostenibles, impulsado por la Asociación de los Bancos Privados, con la participación de doce bancos privados.
2019: Firma de nueve bancos, en bloque, del acuerdo de Principios de Banca Responsable impulsado por la Iniciativa Financiera del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente UNEP FI (Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente).
Primera emisión de bonos verdes por parte de Banco Pichincha. Se emitieron bonos por $ 150 millones.
2020: Comienza el desarrollo de doce guías sectoriales para mitigar el impacto ambiental en el crédito productivo. Bancos privados reciben $ 560 millones de DFC, BID Invest, IFC, FMO dirigidos a esfuerzos de sostenibilidad.
2021: Asobanca, junto con BID Invest y FMO, inician el desarrollo de 22 guías sectoriales adicionales, cuyo trabajo culminará en 2022.
Bancos privados recibieron hasta septiembre $ 322 millones de BID Invest, DFC y FinDev Canadá, dirigidos a esfuerzos de sostenibilidad.
Quince bancos privados firman una nueva acta para renovar su compromiso con el Protocolo de Finanzas Sostenibles.
Asobanca presenta las primeras doce guías sectoriales, elaboradas en alianza con el eco.business Fund, un fondo de impacto para América Latina y el Caribe, para delinear y fortalecer los procesos de calificación de crédito productivo que realizan los bancos, para así mitigar el riesgo ambiental y social al otorgarlos.
“Las tasas de interés deben bajar”. “Las tasas de interés son altísimas, hay que reducirlas para reactivar la economía”. “Si bajamos las tasas de interés por ley habrá más crédito”.
Estos y otros enunciados similares plagaron los discursos de varios actores políticos en Ecuador durante este 2021, año en el que está previsto que el país tenga un nuevo sistema para fijar las tasas de interés y así acatar lo dispuesto en la Ley de Defensa de la Dolarización, presentada en febrero de 2021 por el Gobierno del expresidente Lenín Moreno y aprobada en abril de este año, a pocos días de finalizar su mandato.
El discurso político orientado a obligar a una baja de tasas de interés para los créditos resulta popular y ha sido reiterativo desde hace años, y no solo en Ecuador. Sin embargo, en el año 2021, el tema se volvió más importante en el contexto de la entrada en vigencia de la Ley de Defensa de la Dolarización. Esta norma estableció que la hasta entonces llamada Junta de Política y Regulación Monetaria y Financiera se dividiera en dos organismos: una Junta de Política y Regulación Monetaria y otra Junta Política y Regulación Financiera.
A esta última entidad, la Ley le dio la responsabilidad de “establecer el sistema de tasas de interés para las operaciones activas y pasivas del sistema financiero nacional y las demás tasas de interés requeridas por la ley”. Por supuesto, para que esto se cumpla primero debía conformarse la nueva Junta y esto tomó varios meses —apenas en octubre pasado la Asamblea Nacional posesionó a la nueva Junta Financiera.
No obstante, mientras los tiempos corrían para la conformación de la Junta, el Banco Central del Ecuador (BCE) adelantaba el diseño de dicha metodología, para que la Junta, una vez conformada, lo pudiera implementar. Se espera que, hasta la segunda semana de diciembre, la Junta Financiera dé a conocer la nueva forma en la que se fijará el precio del dinero. Porque, en efecto, la tasa de interés es un precio: el precio que cobran las entidades financieras por el servicio de intermediación financiera, de otorgar créditos y asegurar que el dinero de los depositantes se mantenga seguro y generando réditos.
El BCE ha adelantado que el nuevo sistema consistiría en crear bandas de tasas de interés para incorporar a aquellas personas que actualmente no están en el sistema financiero. Para la fijación de la tasa de interés se usarían cuatro componentes: 1) riesgo crediticio, 2) costo de fondeo, 3) costo operacional y 4) costo de capital. Esto significa que, si bien habrá cambios en la forma en la que se fijan las tasas, estas seguirán teniendo techos o controles fijados por parte del Gobierno.
Estudios técnicos de organismos internacionales y nacionales han demostrado que los controles que buscan reducir las tasas de interés de manera artificial, es decir, por decisión gubernamental o mediante normas que dictan reducciones “a dedo”, derivan en exclusión financiera; hay menos acceso a crédito debido a que, al obligar a reducir las tasas de interés, las entidades financieras no logran cubrir el verdadero costo que representa dar un crédito a algunos segmentos de la población que son más propensos a caer en mora, entre otras distorsiones. En esta línea, el 7 de diciembre pasado, Grupo Spurrier señaló en su Boletín de Análisis Semanal que los techos a las tasas de interés no son el mecanismo idóneo ni técnico para su reducción, pero destacó que el cambio propuesto por el BCE es un avance porque permitirá que las tasas se ajusten de mejor manera al perfil de cada cliente.
En Ecuador, las tasas de interés están controladas desde 2008 por techos o topes máximos fijados por el Gobierno. Este modelo ha propiciado exclusión financiera de miles de personas que, por los controles a las tasas, no han podido acceder a un crédito formal y han tenido que buscar préstamos de usureros, poniendo en riesgo su seguridad y pagando tasas de 1238% anual en promedio, de acuerdo con un estudio de Equifax (2021).
Análisis Semanal señala que, en Ecuador, entre 2007 y 2019, el número de operaciones de crédito en todos los segmentos se redujo en 0,6%, en promedio anual, mientras el monto promedio en dólares se elevó en 10,1%. Esto significa que las entidades financieras otorgaron más montos de crédito, pero ese dinero llegó a menos manos. El segmento más afectado es el de los clientes del microcrédito, pues es un crédito con elevados costos operativos para las entidades, ya que sus ejecutivos deben visitar a los clientes frecuentemente y recorrer grandes distancias; pero, además, implican un mayor nivel de riesgo, pues son personas más vulnerables a contingencias como una enfermedad o accidente, lo que podría incidir en que caigan en mora.
¿Hay una forma de que reduzcan las tasas sin hacerlo a la fuerza?
Que algún producto o servicio baje de precio es una buena noticia para los clientes, pero esa reducción es saludable para la economía de un país siempre y cuando no se dé de manera artificial, generando las distorsiones ya mencionadas. Entonces ¿cómo lograr que las tasas de interés bajen sin afectar la inclusión financiera ni la economía?
Las tasas de interés pueden reducirse sin necesidad de hacerlo mediante órdenes gubernamentales a través de cinco caminos:
Normativa que siga los estándares internacionales
Luego de la crisis financiera mundial del 2008, se reforzó uno de los estándares internacionales más reconocidos por la banca, el marco de Basilea III, establecido por el Comité de Supervisión Bancaria del Banco de Pagos Internacionales. En este marco, se identificaron puntos vitales de reforma a marcos de regulación previos a la crisis y se buscó fortalecer las bases para un sistema bancario resiliente que ayude a evitar la acumulación de vulnerabilidades sistémicas. Actualmente, Ecuador es uno de los países más atrasados en la implementación de los estándares propuestos por este esquema regulatorio, lo cual, a ojos de otros mercados internacionales, es una clara oportunidad de mejora para equipararnos a economías que tienen una penetración importante de banca extranjera.
En el caso ecuatoriano, existen además una serie de normativas que difieren de las mejores prácticas internacionales y ahuyentan la posibilidad de contar con mayor inversión en el sector. Estas medidas incluyen la existencia de controles absolutos a las tasas de interés, sin que respondan a ningún criterio técnico y que generan exclusión. Además, el control de las tarifas que se cobran por servicios prestados es otro ejemplo. La necesidad de contar con aprobación para repartir dividendos, así como requerir autorización para establecer salarios de altos directivos, son otros caminos de excesivo control. También está la prohibición de participar en distintas actividades económicas, entre otras.
Entorno estable, competitivo y amigable para la inversión
Normalmente, en cualquier sector económico, si hay más actores compitiendo, los precios bajan. En el caso del sistema financiero esto también es aplicable. Que el país reciba más inversiones y lleguen nuevos competidores extranjeros al sector financiero beneficia a todos. El ingreso de nuevos bancos al país ayudaría a tener un desarrollo más dinámico del comercio exterior, atracción de más inversión extranjera y una mejor capacidad de gestión y de atracción de nuevas tecnologías para atender a los clientes que exigen cada vez servicios más personalizados, ágiles y seguros.
Actualmente en Ecuador no existe norma alguna que prohíba el ingreso de banca extranjera al país. Sin embargo, como se menciona en el punto anterior, el entorno regulatorio desincentiva el ingreso de bancos internacionales. Cabe indicar que los bancos ecuatorianos tienen presencia en otros países, es decir, están prestos a competir.
Pero además de lo normativo, en términos económicos, los inversionistas necesitan tener confianza en el país, la cual viene dada por las condiciones de mercado y ambiente de seguridad jurídica que promuevan la estabilidad macroeconómica.
El entorno político también juega un rol muy importante debido a que las decisiones políticas pueden fortalecer la economía o pueden generar incertidumbre dentro y fuera de ella.
El país tiene debilidades estructurales que tienen que ver también con la estabilidad social y política, lo cual ahuyenta las nuevas inversiones.
Fomentar la llegada de capitales
En una economía dolarizada, el flujo de dólares se vuelve fundamental para su funcionamiento. Al Ecuador no arriban capitales del exterior, pese a que contamos con la fortaleza del dólar. El problema es que el país tiene importantes desincentivos para captar recursos o depósitos del exterior, uno de ellos es el impuesto a la salida de divisas (ISD) creado en 2007. Debido a este tributo, la captación de recursos, tanto de ecuatorianos como de extranjeros, se ve limitada.
Eliminar o reducir impuestos que distorsionan el mercado crearía mejores condiciones para tener una mayor profundización financiera e interconexión con los flujos de capitales del mundo. Esto traería grandes beneficios a los emprendedores, empresarios y el sector productivo, generando más actividad económica y beneficios para el país.
Además, los bancos también pueden obtener dinero de otras fuentes internacionales o de sus propios accionistas. En otros países de América Latina, el nivel de recursos que fluye hacia el sistema financiero es muy alto porque sus economías atraen capitales extranjeros y son amigables con la inversión local e internacional. Así, por ejemplo, Panamá, país dolarizado, tiene niveles de flujos de capital que superan más de cuatro veces a los de Ecuador, y se reflejan en un nivel de depósitos frente al PIB superior al 130%, mientras que en nuestro país es del 35%.
Requerimientos de liquidez adecuados
La actividad bancaria, en su principio más básico, es la de mover el dinero de sus depositantes para generar un beneficio económico (tasa pasiva) y colocarlo en personas y empresas que lo necesitan para generar más recursos a través de créditos que permitan potenciar las actividades económicas o satisfacer necesidades. Sin embargo, esta actividad está limitada por la cantidad de dinero que los bancos pueden utilizar para colocar créditos. A nivel internacional, los requerimientos de liquidez son uno de los indicadores que permiten a los bancos mover el dinero de sus depositantes, al mismo tiempo que pueden responder a las peticiones de retiro de dinero de éstos a través de créditos.
En Ecuador, los requerimientos exigidos para el sector bancario por la normativa vigente son excesivos en comparación a los que existen en otros países, lo que pone trabas al otorgamiento de créditos. Los requerimientos de liquidez alcanzan el 16% de los depósitos para los bancos más grandes (incluye un encaje de 5%, fondo de liquidez 5%, títulos del BCE 3%, valores de renta fija sector financiero 2% y renta fija otros emisores 1%). En otros países, el requerimiento principal –y generalmente único– es el encaje bancario y no existe la necesidad de realizar inversiones obligatorias. Los requerimientos existentes en el país significan que, de cada USD 100 recibidos en depósitos, solo se puede prestar USD 84, lo cual limita la intermediación financiera e incrementa su costo.
Competitividad tributaria y menores costos incrementa la oferta crediticia
La carga tributaria del sector bancario es una de las más altas de las actividades productivas. En Ecuador existen aportes específicos del sector bancario, así como tributos y contribuciones elevadas. Por ejemplo, en el año 2020, por cada dólar de utilidad percibido por la banca, el sector pagó USD 2,3 por concepto de impuestos y contribuciones al Estado. En 2019, antes de la pandemia, el aporte ascendió a USD 1,30 por cada dólar de utilidad generado desde la banca privada.
Para bajar las tasas de interés es importante entender la raíz del problema. Las tasas son una consecuencia del entorno económico, normativa bancaria y costos de prestar el dinero. Es importante atraer banca y capitales extranjeros, pero estos solo vendrán si se toman en cuenta estos factores. El hecho de regular tasas por decreto no deriva en más colocación de crédito, al contrario, derivan en la exclusión financiera de las personas de segmentos más vulnerables que podrían producir más para la economía y más para las familias ecuatorianas.
Referencias:
Comité de Supervisión Bancaria de Basilea (2011). “Basilea III: Marco regulador global para reforzar los bancos y sistemas bancarios. Bank for International Settlements.
Equifax (2021). Impacto del mercado de financiamiento informal en Ecuador.
Acosta A., Spurrier W. (2021). Análisis Semanal: El efecto de reducir tasas “a dedo”.